Refresco
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Actualizado: lunes, 28 noviembre 2016 15:10

   MADRID, 28 Nov. (Reuters/EP) -

   Investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) han descubierto que los adultos que no duermen más de cinco horas al día son más propensos a beber refrescos de forma habitual, una nueva evidencia de que el consumo de estas bebidas azucaradas interfiere de forma negativa en el sueño.

   El estudio publicado en la revista 'Sleep Health' se une a otros que previamente ya han vinculado estos factores, que a su vez y de forma independiente se asocian también con la obesidad. Asimismo, recuerdan los autores, las bebidas azucaradas también se han relacionado con un mayor riesgo de diabetes o enfermedades cardiovasculares.

   En su trabajo analizaron los datos de una encuesta a casi 19.000 adultos, entre los que encontraron que un 13 por ciento dormía menos de cinco horas por la noche. El problema, cuando vieron sus hábitos alimenticios, fue que quienes dormían menos bebían un 21 por ciento más estos refrescos en comparación con quienes dormían entre 7-8 horas por noche.

   Un análisis más profundo de los resultados por tipo de bebida reflejó que la asociación principal se producía con los refrescos con cafeína (un consumo un 33% mayor), una sustancia que "bloquea la unión de una sustancia química en el cerebro responsable de sentirnos cansados", ha explicado Aric Prather, autor del estudio.

   "Y en lo que respecta al azúcar, es más probable que la falta de sueño aumente el deseo de consumir azúcar que el azúcar sea el que afecte negativamente a nuestra capacidad para dormir", ha añadido, si bien precisa que el estudio no demuestra que una u otra sustancia sean responsables de la falta de sueño.

   En general, alrededor del 23 por ciento de los encuestados dijeron que dormían seis horas por noche, mientras que el 57 por ciento dijeron que dormían entre siete y ocho horas y el 8 por ciento informaron haber recibido al menos nueve horas de sueño.

   Entre los que dormían poco también había más probabilidades de fumar, llevar una vida sedentaria, ser de raza negra, tener menos recursos económicos, estar solteros o presentar un peor nivel educativo. Asimismo, también eran más propensos a tener una enfermedad crónica.

   Y más allá de los refrescos, los autores no observaron ninguna relación estadísticamente significativa entre el consumo de otras bebidas como agua, té, café o zumos y las horas de sueño.

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