LONDRES 16 Dic. (Reuters/EP) -
Un estudio británico publicado en la revista 'The Lancet Public Health' ha evaluado diferentes escenarios sobre las consecuencias que puede tener un impuesto gradual sobre las bebidas azucaradas para la salud, y han visto que si consigue que los fabricantes reformulen su contenido podrían evitarse miles de casos de obesidad y diabetes, más que si lo que conlleva es un aumento de precios.
El Gobierno de Reino Unido ha decidido introducir a partir de 2018 un impuesto escalonado sobre las bebidas en función de su contenido azucarado. Así, aquellas que contengan de 5 a 8 gramos de azúcar por cada 100 mililitros tendrán un impuesto más bajo que las que contengan más de 8g/100 ml.
El argumento del Gobierno británico es que estas bebidas son actualmente la mayor fuente de azúcar de los niños, que con sólo una lata de refresco de cola es como si ingirieran 9 cucharadas de azúcar.
Ante su decisión, un equipo liderado por científicos de la Universidad de Oxford analizó tres posibles reacciones de los productores de bebidas ante esta medida, que podrían optar por reducir su contenido de azúcar, subir el precio o utilizar la publicidad para incitar a los consumidores a cambiar a bebidas más saludables.
En cada caso los investigadores trazaron un escenario realista, mejor y peor para la salud, estimando el probable impacto en las tasas de obesidad, diabetes y caries.
"La buena noticia es que nuestro estudio sugiere que todas las respuestas más probables de la industria tienen el potencial de mejorar la salud", ha reconocido Adam Briggs, de la Universidad de Oxford, que dirigió el estudio, aunque el alcance que tenga "dependerá de la respuesta de la industria".
Así, una reducción del 30 por ciento del contenido de azúcar de todas las bebidas con niveles más altos y de un 15 por ciento en las bebidas con azúcar medio pueden conseguir que haya 14.400 adultos y niños menos con obesidad, además de 19.000 casos de diabetes tipo 2 y 26.900 menos dientes en descomposición anualmente.
Y repercutir la mitad del impacto de estos impuestos en una subida de precio de las bebidas, de hasta un 20 por ciento, podrían darse 10.800 casos menos de diabetes y 14.900 menos de caries, mientras que habría 81.600 casos menos de obesidad.
Al optar por un impuesto sobre el azúcar, Reino Unido se une a Bélgica, Francia, Hungría y México, que han impuesto algún tipo de impuesto sobre las bebidas con azúcares añadidos, algo que los países escandinavos llevan haciendo durante muchos años.