MADRID, 24 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Texas en Galveston (Estados Unidos) han identificado nuevos circuitos cerebrales que pueden actuar como un freno para los atracones y el ansia de ingerir comida basura. En ratas que habían pasado un mes con una dieta baja en grasas, han logrado inhibir el deseo por estos alimentos grasos.
"Querer comer alimentos con alto contenido de grasa (esto incluye muchos alimentos basura) es una parte importante de la obesidad y los atracones. Cuando se trata de perder peso, nos esforzamos para evitar los alimentos grasos, lo que irónicamente aumenta la motivación y el deseo de estos alimentos y puede llevar a comer en exceso. Lo que es peor, mientras más tiempo se abstiene una persona de los alimentos grasos, mayor será el deseo", explica Jonathan Hommel, uno de los autores de este estudio, publicado en la revista 'Behavioral Brain Research'.
Varios estudios de comportamiento han demostrado que negar ciertos alimentos, como estar a dieta, aumenta el deseo y la motivación por ese produto en concreto. Sin embargo, los mecanismos cerebrales que conducen a este tipo de comer en exceso no se conocen. Con este fin, los investigadores trataron de aprender cómo el cerebro impulsa este comportamiento potencialmente dañino.
Usando ratas que habían sido sometidas a una dieta baja en grasa durante 30 días, el equipo de investigación las entrenó para usar una palanca y, así, obtener alimentos grasos. Para medir el deseo y la motivación, los investigadores siguieron aumentando la cantidad de veces que las ratas necesitaban presionar la palanca para recibir el tratamiento, hasta que la rata dejó de intentarlo.
Después, la mitad de las ratas se sometieron a un procedimiento quirúrgico que bloqueaba los efectos de un químico cerebral llamado receptor 2 de neuromedina-U en una región del cerebro que regula la ingesta de alimentos. La otra mitad de las ratas no recibió este tratamiento. Tras la recuperación quirúrgica, descubrieron que las ratas que habían sido tratadas no trabajaban tan duro para lograr dulces grasos como lo hicieron sus homólogos inalterados.