MADRID, 9 Ene. (EDIZIONES) -
Es cierto que muchos pacientes relacionan la cefalea con ciertos alimentos o componentes de ciertos productos. Pero no todos los pacientes tienen los mismos desencadenantes de una crisis migrañosa, ni todos los alimentos favorecen la aparición de esa cefalea por igual a todas las personas. Todo depende de cada uno y cada paciente reconoce cuál es el alimento que le sienta mal.
"Cada individuo es capaz de identificar habitualmente qué factores le precipitan una crisis, y si bien muchos de estos son compartidos en mayor o menor intensidad por la mayor parte de los migrañosos, en otras ocasiones no lo son tanto. Siguiendo con este razonamiento, no siempre la exposición a un determinado factor a priori desencadenante de una crisis lleva consigo el desarrollo de la misma", explica en una entrevista con Infosalus la doctora Sonia Santos, vocal del grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología y especialista del Hospital Clínico de Zaragoza.
Además, precisa que se han descrito multitud de factores capaces de precipitar una crisis de migraña en las horas siguientes a la exposición, si bien asegura que "este hecho sólo se da en individuos constitucionalmente predispuestos a sufrir una crisis de migraña". En este sentido, señala que son escasos los estudios realizados en este campo, aunque el estrés, el ritmo menstrual y los trastornos del sueño son los referidos como primordiales.
"Pero no son los únicos. Entre los principales factores reflejados en la bibliografía como desencadenantes de las crisis de migraña destacan factores psicológicos como el estrés o la ansiedad, factores hormonales como la menstruación o ovulación, los factores alimentarios, los ambientales (estímulos visuales, olores, ruidos fuertes, cambios atmosféricos o altitud elevada), factores relacionados con el sueño, farmacológicos y otros como la fatiga o el ejercicio físico", añade la doctora Santos.
Igualmente, destaca que la exposición a dos desencadenantes a la misma vez puede ser requisito para causar un ataque. Por ejemplo, el ingerir vino tinto durante el período menstrual puede causar un ataque de migraña.
En cuanto a los factores alimentarios la especialista hace referencia al ayuno prolongado, a la abstinencia de cafeína, al consumo de alcohol y a determinados alimentos (chocolate, alimentos que contienen tiramina, comidas ricas en nitritos, glutamato monosódico o aspartamo, alimentados procesados, fermentados, adobados o marinados entre otros )
Es más, la doctora Santos recuerda que 'The Journal of Head and Face Pain' enumera los siguientes alimentos: Queso añejo, especialmente el cheddar; alcohol, especialmente el vino tinto; vainas de habas; la abstinencia de cafeína; los higos enlatados; el hígado de gallina; la comida china (glutamato monosódico); el chocolate; frutas cítricas; productos lácteos; pescado, especialmente el ahumado; nitratos (salami, hot dog, tocino); nueces; arenques en vinagre; nada de comida por un tiempo prolongado; el ayuno; los*tomates; y el trigo.
EL PAPEL DE LA DIETA
"Muchos pacientes relacionan sus crisis con determinados componentes de la dieta. Aunque no todas las crisis de migraña tienen su origen en la alimentación conviene saber que el consumo de determinados alimentos puede acelerar su aparición y agudizar los síntomas. De esta forma, una dieta preventiva podría reducir el número e intensidad de las crisis, aunque ello no quiere decir que la migraña desaparezca, ya que existen otros múltiples factores que la desencadenan", sostiene la especialista de la Sociedad Española de Neurología.
Si bien existe una gran variabilidad entre los pacientes migrañosos, Santos insiste en que los alimentos tradicionalmente más involucrados son el chocolate, los cítricos, el plátano, los alimentos grasos fritos ( perritos calientes, por ejemplo ) y los alimentos que contienen tiramina como el vino rojo, el queso curado, el pescado ahumado, los hígados de pollo, los higos y algunas legumbres.
Paradójicamente, subraya también que el retraso en el horario de la ingesta también puede comportarse como un factor precipitante de cefalea. En este sentido, puntualiza que el ayuno prolongado puede precipitar una crisis en el 25% de los niños y en el 40% de los adultos.
A su juicio, el alcohol merece una atención especial, ya que una revisión reciente sitúa al vino, y específicamente al vino tinto, como la bebida alcohólica desencadenante de crisis de migraña por excelencia. "Si bien es cierto que son necesarios estudios más consistentes y con mayor rigor científico, entre los mecanismos que explicarían este hecho destacan la composición del vino tinto, rica en compuestos fenólicos flavonoides, y su capacidad para interferir en el metabolismo de la serotonina a nivel del sistema nervioso central", explica.
¿HAY QUE SEGUIR UNA DIETA ESPECIAL ENTONCES?
Desde la Sociedad Española de Neurología no aconsejan seguir dietas especiales ni restrictivas a los pacientes con migraña ya que, a fecha de hoy, "ninguna intolerancia alimentaria ni su correlato dietético han demostrado con rigor su eficacia ni en la migraña episódica ni en la migraña crónica", afirma el doctor Francisco José Molina.
Es más, según alerta el miembro del Grupo de Estudio de Cefaleas de la SEN, el doctor Jesús Porta-Etessam, la supresión de ciertos alimentos puede ser peligrosa por producir déficits de vitaminas y oligoelementos, siendo una práctica altamente desaconsejable durante el embarazo".
Finalmente, el doctor Francisco José Molina señala que algunos suplementos alimenticios pueden ser eficaces en la prevención de la migraña. "Se dispone de evidencias científicas para la vitamina B2 (riboflavina) y para el magnesio. La vitamina B2 a dosis altas (400 mg/día) y el magnesio a dosis medias (300 mg/día) pueden ser eficaces, pero al igual que en las terapias herbales, solo hay datos favorables en la migraña episódica. Sin embargo, la eficacia de estos tratamientos es limitada y menor que la de los fármacos antimigrañosos habituales", sentencia.