Por qué puede ser peligroso adelantar, pero también retrasar la introducción de la alimentación complementaria

Archivo - Feeding. Baby's first solid food
Archivo - Feeding. Baby's first solid food - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / NATALIA DERIABINA
Publicado: lunes, 21 noviembre 2022 8:16

   MADRID, 21 Nov. (EDIZIONES) -

   La alimentación complementaria puede resultar un mundo si se hace por primera vez. A los padres les abordan miles de dudas sobre cómo, cuándo y qué alimentos ir introduciendo en los pequeños de la casa. Lo que sí que parece estar más claro es la fecha de inicio: los 6 meses según las principales sociedades científicas. Pero, ¿y ese consejo de introducir los cereales a los 4 meses? ¿Y si la empezamos más tarde de esos seis meses?

   Para resolver todas estas dudas charlamos en Infosalus con la doctora Laura Álvarez, médica pediatra de Atención Primaria y especializada en nutrición infantil que, precisamente, acaba de publicar 'Preparados, listos, ¡ñam! (Espasa, Planeta).

   Describe la alimentación complementaria como esa etapa en la que empezamos a dar a nuestro bebé alimentos diferentes de la leche materna o artificial. Dice que debe ser en torno a los 6 meses. "No hay beneficios al empezar antes de esta edad para ninguno de los lactantes (biberón o leche materna), el motivo es porque sobre esa edad se dan unos ítems del desarrollo que hacen que el niño esté predispuesto a ella", aclara.

   Concretamente, detalla esta pediatra que estos ítems serían:

   Que se mantenga sentado con poco o nada de apoyo porque si no se aguanta hay más riesgo de atragantamiento

   Que no haya reflejo de extrusión, es decir, que el bebé con la lengua no empuje la comida hacia afuera (se pierde entre los 4 y 6 meses)

   Que tenga buena coordinación entre el ojo, la mano y la boca si se va a hacer baby led weaning porque en torno a los 6 meses son capaces de coger comida con las manos y con mayor destreza llevarse comida a la boca

   Tener interés por la comida

¿Y SI ADELANTAMOS LA INTRODUCCIÓN DE ALIMENTOS?

   Le preguntamos por esta recomendación de muchos pediatras de introducir cereales, por ejemplo, a los 4 meses, lo que supondría adelantar la fecha comentada y aconsejada por sociedades científicas, ¿por qué puede ser contra producente para la salud del bebé?

   "Realmente las sociedades científicas dicen que podemos empezar siempre que el niño tenga 17 meses de vida, es decir, sobre el 4 mes se podría empezar, y que el niño no tuviera problemas importantes, pero las actuales recomendaciones van en el sentido de que lo ideal es empezar en los seis meses por el tema del desarrollo psicomotor antes citado", remarca la doctora Álvarez.

   Es más, advierte de que por favorecer el desarrollo de obesidad, o la formación de caries, ahora se desaconseja meter cereales sobre los 4 meses. Pone el ejemplo de Sudamérica, donde sí se inicia la alimentación complementaria antes de los 4 meses, lo que subraya que puede ocasionar un aumento de infecciones respiratorias, gastrointestinales, incrementar las alergias. Por eso, insiste de nuevo: "Lo mejor es esperar a cuando el niño está preparado".

   Por otro lado, esta pediatra responde que conviene introducir la alimentación a partir de los 6 meses de edad, y no más tarde, porque es a partir de esa etapa en la que solo con leche materna o artificial los aportes necesarios de algunos nutrientes no son suficientes, sobre todo de hierro y zinc, al tiempo que remarca que las necesidades energéticas totales solo con leche materna o artificial no las cubrimos y por eso se necesitan alimentos diferentes de la leche.

CONSEJOS PARA EMPEZAR

   En último lugar, pedimos a esta experta en nutrición infantil que aporte una serie de consejos para saber cómo iniciar a nuestro bebé en alimentación complementaria:

   1.- Armarse de paciencia porque no van a pasar de tomar todo leche materna o artificial a todo combinado, probarán dos cucharadas y lo tirarán y las familias debemos tener eso en cuenta porque a veces la inician y se desesperan porque no come nada, porque ensucia mucho y no hace nada. Ese proceso de juego y experimentación es clave para una buena relación con la comida y que el niño lo vea como algo divertido el comer. No tenemos que desesperarnos.

   2.- Que los alimentos los introduzcamos de uno en uno para observar alergias e intolerancias. Por ejemplo, los alimentos alergénicos, los que dan más alergia, esperar tres días en ese caso, y el resto con 24 horas es suficiente. Los alimentos que más alergias provocan: leche de vaca, huevo, frutos secos, pescado, marisco, legumbres, frutas rosáceas, trigo y sésamo.

   3.- Empezar con alimentos con los que tengamos confianza y de uso habitual en casa; lo ideal por ejemplo el plátano, todo el mundo tiene en casa y es ideal para empezar.

   4.- Ofrecer alimentos saludables, nutritivos y seguros.

   5.- También es importante no demorar la introducción de alimentos ricos en hierro porque a partir de los 6 meses pueden escasear las reservas de hierro, con carne, pescado, o con alimentos de origen vegetal que tienen hierro como cereales o legumbres. El queso y el yogur a partir de los 9 meses y ofrecer en pequeñas cantidades.

   6.- Tener en cuenta que muchos alimentos que antes se decían que eran alergénicos no se deben demorar al año, sino que a partir de los 6 meses se deben introducir todos, salvo los que hay que no darlos por debajo del año. A partir de los 12 meses se pueden introducir la leche entera y sus derivados, y hortalizas de hoja verde (son ricas en nitratos) excepto la borraja, que no se aconseja hasta los 3 años.

   7.- El bebé es quien decide qué cantidad comer, no nosotros: respetar su sensación de apetito; al inicio las cantidades serán pequeñas, es probable que solo juegue, pero conforme va creciendo irá aumentando la cantidad de alimentos diferentes a la leche materna o artificial, teniendo en cuenta que aún así la leche va a ser su principal fuente de energía.

   8.- Las tomas de leche, artificial o materna, deben realizarse antes de ofrecerles la comida. La leche es el alimento fundamental en el primer año de vida y de donde obtendrá la mayor parte de energía.

   9.- ¿BLW o papillas? Realmente cada familia tiene que escoger el método con el que se sienta más seguro. El BLW es una alimentación dirigida por el bebé, autorregulada por él, decide qué come, pero estas pautas las podemos aplicar también con papillas, y podemos tener en cuenta que la cantidad la decidirá el bebé; el BLW se asocia más veces a atragantamientos, a que le faltará hierro; existe el método BLISS, mejorado del BLW, con el que vemos que no hay más riesgo ni de atragantamiento, ni déficit de energía, ni de hierro.

   10.- Siempre debe primar un ambiente relajado, que coma con nosotros en la mesa, tanto si es BLW como triturados.