El grupo Gluten 3S considera que la calidad de los productos sin gluten ha aumentado de forma considerable en los últimos 10 años
BILBAO, 27 Feb. (EUROPA PRESS) -
Una investigación desarrollada por el grupo Gluten 3S de la UPV/EHU ha concluido que los productos sin gluten no son nutricionalmente equivalentes a los que contienen gluten, aunque la calidad de los productos con ese etiquetado ha aumentado de forma considerable en los últimos diez años.
El equipo de investigadores ha llegado a esta conclusión tras hacer un seguimiento de los productos sin gluten durante nueve años para analizar si presentan carencias desde el punto de vista nutricional. En estos nueve años, el grupo ha liderado una amplia investigación de estos productos y ha realizado asimismo análisis nutricionales para examinar 200 productos sin gluten.
Tras su estudio, el grupo ha concluido que la calidad de los productos sin gluten ha aumentado "considerablemente" durante este tiempo pero, sin embargo, "todavía estos productos no han llegado a ser equivalentes a los que contienen gluten", tal y como han informado en una nota desde la UPV/EHU.
En este sentido, y tal y como ha explicado el farmacéutico de la UPV/EHU e investigador del grupo Gluten 3S, Jonatan Miranda Gómez, "con el paso de los años, cada vez se conocen más casos de celiaquía, con un crecimiento exponencial".
Según los expertos, puede haber dos razones. Una, que debido a factores medioambientales el número de celíacos está en aumento, y otra, que los diagnósticos han mejorado y se han incrementado. Además, junto con a celiaquía, el gluten provoca también otros trastornos.
Este incremento de casos, ha añadido Miranda, "ha llegado a la percepción pública, lo que ha generado un problema, ya que la gente considera que una dieta sin gluten es más sana que una que contiene gluten. Y esa creencia errónea puede ser contraproducente".
En este sentido, ha explicado que "se atribuyen a la dieta ciertos atributos que en sí mismos no están relacionados con ella, pero los datos demuestran que los productos sin gluten no son más sanos", ha advertido este integrante del grupo de investigación Gluten 3S, que está acreditado para, siguiendo la norma ISO, conceder el sello que garantiza que los productos sin gluten no tienen realmente gluten.
Precisamente, el equipo de Miranda lleva muchos años realizando un análisis nutricional de los productos sin gluten. Ya en 2014 publicaron un artículo científico tras comparar 200 alimentos sin gluten con sus equivalentes con gluten y se demostró que no son nutricionalmente equivalentes.
Muchos de los productos sin gluten contenían más lípidos insaturados (o grasas nocivas) que los productos con gluten, tenían un aporte de fibra más reducido y era necesario controlar su cantidad de sal y proteínas.
NUEVE AÑOS DE EVOLUCIÓN
La proporción de celíacos no ha variado y sigue siendo de aproximadamente el 1%. Pero, por un lado, ha aumentado la población y, por otro, han surgido sensibilidades al gluten, con lo que, considerando también a este grupo, el problema afecta a un 10% de la población. "La industria ha sido consciente de ello y ha desarrollado más productos, lo que ha permitido que la propia industria investigue más y tenga en cuenta otros componentes", ha recordado Miranda.
De alguna manera, ha añadido, "este impulso social y de equipos de investigación ha provocado una evolución en la industria y la mejora ha sido notable". Un ejemplo representativo es el de la pasta. La pasta sin gluten no se elabora con trigo, ya que contiene gluten, sino con maíz y, precisamente la harina de maíz ha sido siempre el ingrediente principal, lo que no ha cambiado en los últimos nueve años.
Sin embargo, así como anteriormente el segundo ingrediente en importancia era la harina de arroz, actualmente el más común es el mijo. "Esto ha influido positivamente en la nutrición, porque "para fabricar pasta hay que hacer una extrusión y el mijo permite la extrusión utilizando menos lípidos", ha seañado. Además, han contribuido iniciativas legislativas en materia alimentaria, ya que los cambios de los últimos años han fomentado el cambio de los ingredientes de la pasta.
En los casos de productos no sólidos, los productores utilizan otras estrategias. La cerveza es un ejemplo. En este caso, en lugar de sustituir al gluten, se rompe mediante la adición de unas enzimas en el proceso de clarificación (separación de partículas en suspensión del líquido).
Pero este proceso "tiene otra limitación", ha explicado Miranda, ya que podría ocurrir que queden moléculas nocivas que no se detectan en el análisis rutinario. "Los miembros de la Asociación de Celíacos nos dicen a veces que la cerveza sin gluten les sienta mal. Por lo tanto, se ha abierto una nueva línea de investigación para analizar los problemas de estas cervezas", ha indicado.
En los últimos años, ha señalado Miranda, se ha visto en los artículos que "otras moléculas pueden ser perjudiciales también y que, aunque se siga una dieta estricta sin gluten, estos productos sin gluten pueden causar malestar".
Además, quieren añadir otro enfoque a la investigación, ya que también quieren analizar el aspecto medioambiental. "Queremos conocer el impacto ambiental de los alimentos sin gluten. Suelen tener mayor impacto que el resto, ya que, por ejemplo, es necesario importar del extranjero algunos ingredientes. Habría que reducir ese impacto. Por ejemplo, hay que estudiar de dónde traer el mijo", ha concluido el investigador.