¿Cómo podemos ayudar a una persona con TCA en Navidad?

Archivo - Bulimia. Anorexia. Trastorno alimentario.
Archivo - Bulimia. Anorexia. Trastorno alimentario. - IMEO - Archivo
Publicado: jueves, 22 diciembre 2022 14:29


MADRID, 22 Dic. (EUROPA PRESS) -

La nutricionista Elena Toledano, del Instituto Centta, advierte de que, las fechas navideñas, advierte de las dificultades a las que se enfrentan las personas con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) durante la Navidad: "Para las personas diagnosticadas con alguno de los TCA, como anorexia, bulimia o trastorno por atracón, las Navidades pueden convertirse en un auténtico calvario porque es el momento del año donde la comida y el encuentro social adquieren el protagonismo", señala.

Los TCA son una patología de la salud mental que se manifiesta mediante síntomas y obsesiones relacionados con la comida y la imagen corporal. Sin embargo, no debemos considerar estos trastornos como producto de la superficialidad o la vanidad de quienes lo sufren. En la base de los TCA se encuentran problemas psicológicos y dificultades relacionales profundas.

Así, el principal desencadenante de un TCA es el comienzo de una dieta restrictiva con una motivación estética. Esto, unido a otros factores como baja autoestima, perfeccionismo, inseguridad, baja tolerancia a la frustración o impulsividad genera el caldo de cultivo apropiado para que se manifieste la patología.

"Durante los encuentros navideños, comentarios con la mejor intención del mundo pueden estar perjudicando la salud y aumentando el malestar de forma inconsciente de un familiar con trastorno de la conducta alimentaria (TCA)", apunta Toledano. "Es normal, nadie nos ha enseñado cómo gestionar estas situaciones", asegura. Por ello, ofrece una serie de recomendaciones, como recordar que las Navidades "no son el momento de que coman más ni de que mejoren su relación con la comida". "Las Navidades son para pasarlas de la forma más cariñosa, segura y acompañada posible", remacha.

"Si depende de nosotros, es recomendable pactar previamente el menú conjunto en el que la persona se sienta segura", comenta. En caso de que dependa de otros familiares u otras personas, lo óptimo sería que dijeran qué se va a poner en la mesa para poder hablarlo previamente. La experta aconseja mantener la línea de lo que se hace en casa, según cada caso. Por ejemplo: primero, segundo y postre. "Que no cambie mucho", insiste.

Si en casa se hace puré de verdura y pescado, no tiene que ser igual, pero se puede cambiar por su versión navideña en casa: una ensalada invernal con granada y lubinas al horno o marisco. También es preciso evitar que haya platos en los que sus alimentos prohibidos vayan implícitos en la receta, en la medida de lo posible; por ejemplo, la carne en salsa. En este sentido, se recomienda poner la salsa aparte y no ya encima de la carne para que la persona pueda elegir no echarla si no quiere.

Así, la nutricionista destaca una serie de aspectos que no se deben hacer con estas personas. Por ejemplo, controlar lo que se echa en el plato o forzar a comer más cantidad. Al hilo, insistir en que pruebe recetas o platos, por muy ricos o navideños que sean, tampoco es recomendable. "En su cabeza tiene que tener todo ya pensado y sus límites ya están marcados antes de empezar, no es bueno empujar a ir más allá de ellos", explica.

Tampoco debe haber espacio para comentarios sobre los cuerpos, dietas, compensaciones, adelgazamientos, o alimentos buenos o malos. "Estás muy delgadita"; "Estás en los huesos"; "En enero, a compensar todo esto"; "Mañana todos al 'gym'"; "Come, que tienes que engordar"; "Madre mía, esta noche no ceno nada"; "No comas más pan, que esto engorda mucho", son algunas de las frases que más pueden repetirse en Navidad y que deben evitarse.

Tampoco puede haber chantajes emocionales. "Me pone muy triste que no vayas a probar esto" es un ejemplo de ello. Por último, también es importante no centrar las Navidades en la comida.

En cuanto a recomendaciones que sí se deben hacer, destacan permitir que sean ellas quienes elijan qué y cuánto en todo momento. "Hay que valorar el esfuerzo que ya hacen enfrentándose a ello", comenta la nutricionista. También insiste en la idea de pactar o comentar previamente los platos con los que la persona se sienta segura. "No puede haber sorpresas de ningún tipo, tiene que vernos como un lugar seguro, no como un lugar de presión o insistencia", detalla.

También se recomienda expresar agradecimiento por poder compartir y disfrutar del tiempo juntos. "Es una enfermedad, no la tiene por voluntad propia y ya está responsabilizándose de su recuperación y sanación", afirma.

La experta también insta a promover un cuidado saludable, como pensar un plan alternativo por si la paciente se agobia en la cena u ofrecer ayuda en caso de que no quiera acudir a la comida. "Hablemos y pensemos en actividades distintas que podamos hacer en familia y que no tengan que ver con comer: paseos, campo, compras navideñas, ver las luces, juegos de mesa, tiempo con mascotas", ha expresado.

"Una persona que sufre un TCA tiene que querer curar pero no puede hacerlo sola. La familia es parte de la solución cuando aprende a distinguir lo que alimenta al trastorno de lo que nutre a su ser querido", finaliza María Bustamante, psicóloga de la Unidad de Familia de Instituto Centta.