MADRID, 16 Ene. (EUROPA PRESS) -
Las personas que sostienen las opiniones más extremas que se oponen a los alimentos genéticamente modificados (GM) creen que saben más sobre la ciencia de los alimentos GM, pero en realidad son los que menos saben, según una nueva investigación.
El trabajo, publicado este lunes en 'Nature Human Behavior', fue una colaboración entre investigadores de la Escuela de Negocios Leeds en la Universidad de Colorado Boulder, la Universidad de Washington en St. Louis, la Universidad de Pennsylvania, todas en Estados Unidos, y la Universidad de Toronto, en Canadá.
Los investigadores de mercadeo y psicología preguntaron a más de 2.000 adultos estadounidenses y europeos sobre sus opiniones acerca de los alimentos GM. Las encuestas preguntaron a los participantes cómo de bien pensaban que entendían los alimentos modificados genéticamente y luego analizaron cuánto sabían realmente con una batería de preguntas verdaderas y falsas sobre ciencia general y genética.
A pesar del consenso científico de que los alimentos GM son seguros para el consumo humano y tienen el potencial de proporcionar importantes beneficios nutricionales, muchas personas se oponen a su uso. Más del 90 por ciento de los encuestados del estudio informaron algún nivel de oposición a los alimentos GM.
MISMOS RESULTADOS PARA LA TERAPIA GÉNICA
El hallazgo clave del artículo es que cuanto más firmemente las personas informan que se oponen a los alimentos modificados genéticamente, más informados creen que están en el tema, pero menor es su puntuación en una prueba de conocimiento real. "Este resultado es perverso, pero es consistente con investigaciones anteriores sobre la psicología del extremismo", dice el autor principal del estudio, Phil Fernbach, profesor de Mercadotecnia en la Escuela de Negocios Leeds.
"Las opiniones extremas a menudo se derivan de que las personas sienten que entienden temas complejos mejor que lo que realmente lo hacen", añade. Una consecuencia potencial del fenómeno, según los autores del artículo, es que las personas que menos saben sobre temas científicos importantes probablemente sigan así, porque no pueden buscar, o estar abiertos a, nuevos conocimientos.
"Nuestros hallazgos sugieren que cambiar las mentes de las personas primero requiere que se den cuenta de lo que no saben", dice el coautor del estudio Nicholas Light, un candidato a doctorado de la Escuela Leeds. "Sin este primer paso, las intervenciones educativas podrían no funcionar muy bien para alinear a las personas con el consenso científico", plantea.
Los autores del artículo también exploraron otros temas, como la terapia génica y la negación del cambio climático y encontraron los mismos resultados para la terapia génica. Sin embargo, no surgió el patrón para la negación del cambio climático. Los investigadores plantean la hipótesis de que el debate sobre el cambio climático se ha polarizado tanto políticamente que las actitudes de las personas dependen más de a qué grupo se afilian que de cuánto saben sobre el tema.