MADRID, 21 Dic. (EDIZIONES) -
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños entre 5 y 17 años practiquen al menos 60 minutos diarios de actividades físicas de intensidad moderada o alta. Se aconseja que ésta consista en juegos, deportes, actividades divertidas, ejercicios programados, educación física, y aprovechando cualquier momento y entorno del niño.
Así lo defiende la dietista-nutricionista Mónica Carreira, coautora de 'Alimenta a tu familia de forma saludable' (Plataforma Editorial), quien subraya que por ello desde pequeños debemos animarles a practicar ejercicio, y además a acompañarles en la medida de lo posible.
Aquí recuerda los efectos beneficiosos de la actividad física en niños y adolescentes: desarrollo óptimo del aparato locomotor (huesos, músculos y articulaciones); desarrollo de un sistema cardiovascular (corazón y pulmones) saludable; mayor control del sistema neuromuscular (coordinación y control de los movimientos); mantenimiento de un peso corporal saludable; efectos psicológicos positivos, gracias al control de la ansiedad y de la depresión; así como un mejor rendimiento escolar.
Además, celebra que la práctica deportiva puede contribuir a la interacción social, a la integración y a fomentar la autoconfianza. "Se sabe también que existe una relación entre la práctica deportiva y los hábitos saludables pues, por ejemplo, los adolescentes que practican deporte regular evitan en mayor medida el consumo de tabaco, de alcohol y de drogas", precisa la dietista-nutricionista.
¿Pero qué significa que un niño es deportista? En una entrevista con Infosalus, Carreira precisa que cuando se habla de 'niños deportistas' se habla de aquellos que practican una disciplina deportiva cada día, o algunos días de la semana, y de manera profesional (pertenecen a un equipo, o están federados, compiten a un cierto nivel, por ejemplo).
Así, justifica que los niños necesitan un número de nutrientes pero los deportistas necesitan más proteínas de buena calidad, no sirve el bocata de chorizo. "Por ello, sí que es importante valorar si no va cansado, si entrena bien, y tener el tiempo suficiente y buscar opciones a la hora de prepararles la merienda", sostiene la especialista en nutrición.
El objetivo de la alimentación de estos niños, de igual modo que con los niños que no practican deporte de manera profesional, será aportar las cantidades y la variedad de alimentos necesarios para un adecuado crecimiento, tanto físico como mental. En niños deportistas defiende que la alimentación cobra aún mayor relevancia.
"Los principios deben ser los mismos que en la población infantil general, es decir, seguir una dieta variada basada en alimentos reales, potenciando frutas y verduras, cereales integrales y proteína de buena calidad, pero teniendo muy en cuenta que los requerimientos aumentan respecto a los niños que no practican deporte, por lo que para planificar la dieta los niños deportistas deberemos tener en cuenta otros factores", aprecia la experta.
En concreto, apunta que requieren más energía que los adolescentes y los adultos deportistas, ya que utilizan más la grasa y menos los carbohidratos durante las sesiones prolongadas de ejercicio probablemente por una peor coordinación que el adulto. Ve conveniente una planificación de los menús para cubrir todos los nutrientes necesarios siguiendo el patrón de una dieta equilibrada.
Dice que se deben escoger alimentos de buena calidad que incluyan todos los nutrientes necesarios, y preferentemente repartirlos entre 4 y 5 ingestas al día para cubrir los requerimientos y disponer de la energía de manera continuada, sin tener que utilizar reservas. "Debe tenerse muy en cuenta la alimentación alrededor de las competiciones, pues es otro momento en el que puede haber un gran desgaste energético, por lo que deberá trabajarse para poder abordar la competición con éxito", añade Carreira.
A su juicio, ve recomendable que los niños con una alta carga deportiva lleven control por parte de un dietista-nutricionista especializado en niños y deporte. Al entrenar por la tarde, ya que durante el día tienen colegio, defiende que la merienda se convierte en una comida "muy importante" y que nunca deben saltarse.
RECOMENDACIONES
Con todo ello, esta especialista en nutrición pediátrica y deportiva recomienda, por ejemplo, hacer bocadillos de pechuga de pollo, de pescado en lata, o con legumbres por ejemplo, y que se puede dipear en un hummus o en un guacamole con palitos de pan. "Se puede aprovechar la industria semiprocesados de buena calidad. Hay que diferenciarlo de una extraescolar 2-3 horas a la semana, donde no hace falta ese aporte extra", precisa Carreira.
Asimismo, apunta a un bocadillo de pan integral con tortilla francesa y dos mandarinas. "Es común que los padres nos comenten que apenas tienen tiempo y necesitan algo rápido. En este caso, la mejor opción es optar por batidos caseros, que pueden aportar energía y nutrientes adecuados. Por ejemplo, batido con leche o yogur natural, copos de avena y frutos rojos o fresas", agrega.
A su vez, aconseja adaptar un plan alimentario a los horarios escolares, el lugar y la hora de las comidas principales, la distribución semanal de los entrenamientos, la duración e intensidad de la actividad física, o el tiempo de descanso, por ejemplo, y así no plantear la distribución de las comidas a lo largo del día y días de la semana.
Carreira ve conveniente igualmente procurar que no sobrepasen las dos o tres horas de ayuno entre las comidas principales del día, pues esta simple técnica evitará en muchos casos no alcanzar la energía necesaria para un crecimiento adecuado de los niños deportistas.