Asocian los receptores TAS2R5 y TAS2R38 con cambios metabólicos debidos a la edad
TARRAGONA, 14 May. (EUROPA PRESS) -
Un equipo investigador, liderado por la Universitat Rovira i Virgili (URV) de Tarragona ha descubierto que dos receptores del gusto amargo podrían tener un "papel clave" en los procesos asociados al envejecimiento, informa la universidad en un comunicado este miércoles.
Publicado en la revista 'Journal of Nutritional Biochemistry', el estudio ha contado con la participación del Institut d'Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (Idibaps), el Hospital Clínic y la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universitat de Barcelona (UB).
La investigación compara la presencia de los receptores TAS2R5 y TAS2R38 en muestras de colon de dos grupos de mujeres y hombres sanos: uno joven (alrededor de 39 años) y otro de mayor edad (con una media de 64 años).
Se analizó la abundancia de los principales receptores del gusto amargo y se relacionó con analíticas clínicas y de consumo de compuestos fenólicos en sangre, y los investigadores seleccionaron los TAS2R5 y TAS2R38 como los receptores del gusto amargo "más relevantes" y asociados con cambios metabólicos debidos a la edad.
HALLAZGOS
Los resultados mostraron que, a medida que el organismo envejece, aumentan diversos biomarcadores metabólicos e inflamatorios en la sangre: entre los factores más diferenciadores se encontraron ácidos grasos poliinsaturados como DHA (ácido docosahexaenoico), varios tipos de lipoproteínas y los dos receptores TAS2R5 y TAS2R38.
Los elementos que mejor permitieron diferenciar entre las personas jóvenes y mayores fueron el DHA --un tipo de omega 3-- y varias fracciones de lipoproteínas --grasas transportadas en la sangre--.
El receptor TAS2R5 se asoció con lipoproteínas, con la interleucina-6 (IL-6) --un marcador de inflamación-- y con ácidos grasos poliinsaturados; y el TAS2R38 con la esfingomielina (una grasa que forma parte de las membranas celulares), la acetona (que se produce cuando el cuerpo quema grasas) y algunos ácidos omega.
Los resultados ponen de manifiesto que estos dos receptores pueden ayudar a entender mejor cómo se envejece y, dado que se encuentran en el intestino grueso, "a partir de su interacción con los alimentos y la microbiota del colon se pueden plantear aproximaciones para favorecer un envejecimiento más saludable".