El omega-3 mejora la función del corazón tras un infarto

Omega-3
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Actualizado: martes, 2 agosto 2016 8:48

   MADRID, 2 Ago. (EUROPA PRESS) -

   Suministrar a los pacientes que han sufrido un ataque cardiaco dosis diarias de ácidos grasos omega-3 durante seis meses reduce las cicatrices y mejora la función del corazón, según ha mostrado una investigación liderada por el profesor de la Universidad de Harvard en Boston (Estados Unidos), Raymond Y. Kwong, y publicada en la revista 'Circulation de la American Heart Association'.

   Precisamente, un estudio anterior había hallado que el omega-3 del aceite del pescado mejoraba la supervivencia en los pacientes que habían padecido un ataque al corazón, si bien se desconocía el papel que estos ácidos grasos jugaban en la estructura y tejido del órgano en estos enfermos.

   Por este motivo, los investigadores comprobaron que, en un grupo de 360 supervivientes a un ataque cardiaco, los pacientes que habían recibido una dosis diaria de cuatro gramos de omega-3 durante seis meses, habían reducido, en comparación con el grupo placebo, un 5,8 por ciento en el índice de volumen sistólico final del ventrículo izquierdo, un marcador que puede predecir el resultado de un enfermo tras un ataque cardiaco; así como un 5,6 por ciento la fibrosis.

   "La insuficiencia cardiaca sigue siendo un problema importante tras sufrir un ataque al corazón, a pesar de todos los tratamientos que hay. Nuestros hallazgos muestran que los ácidos gramos omega-3 son una terapia segura y eficaz en la mejora del corazón, por lo que pueden servir para reducir la incidencia de insuficiencia cardiaca o muerte", ha argumentado el experto.

   Y es que, a juicio de los científicos, los ácidos grasos omega-3 permiten que el corazón se contraiga mejor, y también reduce la fibrosis en la región que no está dañado. Además, observaron una reducción en biomarcadores para la inflamación, lo que sugiere que también tienen algunas propiedades anti-inflamatorias.

¿QUÉ SON LOS OMEGA-3?

   Los ácidos grasos omega-3 son un grupo de ácidos grasos poliinsaturados que contribuyen a una variedad de funciones del organismo. Se encuentran en los alimentos de origen marino pero también en los aceites vegetales. En los últimos años han sido objeto de numerosos estudios de investigación y ya existen en el mercado productos alimentarios enriquecidos con ellos.

   Son varios los estudios que han mostrado que una dieta suplementada ejerce efectos cardioprotectores cuando los animales de experimentación presentan factores de riesgo cardiovascular, mientras que en animales sanos no se han observado modificaciones en la mayoría de los parámetros estudiados.

    El pescado es la fuente principal de alimento de los ácidos grasos omega-3, incluyendo el ácido eicosapentaenoico (EPA), el ácido docosapentaenoico (DPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). Según la Base de Datos Nacional de Nutrientes del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, los pescados grasos como el salmón, la trucha, las anchoas, las sardinas y el arenque contienen las cantidades más altas de ácidos grasos omega-3, a pesar de todos los peces poseen algunos niveles.

Además de los ácidos grasos omega-3, el pescado proporciona proteínas específicas, vitamina D, selenio y otros minerales y elementos. El ácido alfa-linolénico (ALA) es el ácido graso omega-3 de origen vegetal presente en las nueces, el aceite de linaza y el aceite de canola y algunas otras semillas y frutos secos y sus aceites.