MADRID, 6 May. (EUROPA PRESS) -
Las dietas ricas en frutos secos, sobre todo aquellas en las que se introducen las nueces, han demostrado tener un papel beneficioso para la salud del corazón y, de algún modo, reducir el riesgo del cáncer colorrectal. Esto podría ser debido, según un nuevo estudio de la Universidad de Illinois (EEUU), a cómo las nueces afectan al microbioma intestinal presentes en el tracto gastrointestinal.
Las nueces son uno de los alimentos que contienen más fibra dietética. En general, las frutas, verduras, granos integrales, frutos secos y legumbres son fuentes importantes de fibra dietética. Desde hace tiempo, distintos grupos de investigación, están tratando de descubrir cómo afectan en el microbioma y la salud.
La principal conclusión de estos estudios señala que comer una gran variedad de estos alimentos ayuda a promover una microbiota intestinal diversa, y a su vez ayuda a mantener la salud. Se ha observado que la fibra dietética actúa como fuente de alimento para la microbiota intestinal, ayudando a las bacterias a hacer su trabajo: descomponer alimentos complejos, proporcionarnos nutrientes o ayudarnos a sentirnos satisfechos, por ejemplo.
Sin embargo, este nuevo trabajo, publicado en 'The Journal of Nutrition', muestra que consumir nueces no solo impactó la microbiota intestinal y los ácidos biliares secundarios derivados de microbios, sino que también redujo los niveles de colesterol LDL en los adultos que participaron en el estudio; lo que supone una buena noticia para la salud cardiovascular, metabólica y gastrointestinal.
"Descubrimos que cuando consumes nueces aumenta los microbios que producen butirato, un metabolito beneficioso para la salud del colon. Por lo tanto, la interacción de nueces con el microbioma está ayudando a producir algunos de esos efectos sobre la salud", ha señalado Hannah Holscher, profesora asistente de ciencias de la alimentación y nutrición humana, y autora principal del estudio.
"Se trata de llegar a la 'caja negra' que son todos los microbios en nuestro tracto gastrointestinal para ver cómo se interconectan con los alimentos que comemos y que tienen efectos secundarios en la salud. Se supone que algunos de esos efectos sobre la salud están relacionados con los metabolitos que producen las bacterias", ha añadido.
El estudio ha sido controlado, en 18 adultos sanos, hombres y mujeres, quienes consumieron dietas que incluían 0 gramos de nueces o 42 gramos (alrededor de una tercera taza o una palma llena de nueces) durante períodos de dos o tres semanas. Se recogieron muestras fecales y de sangre al comienzo y al final de cada período para evaluar los resultados secundarios del estudio, incluidos los efectos del consumo de nueces sobre la microbiota fecal y los ácidos biliares y los marcadores metabólicos de la salud.
En aquellos que consumían nueces resultó que tenían en una mayor abundancia relativa de tres bacterias de interés: 'Faecalibacterium', 'Roseburia' y 'Clostridium'.
"Los microbios que aumentaron en abundancia relativa en este estudio son de uno de los grupos de microbios de 'Clostridium', y hay un mayor interés en ellos porque tienen la capacidad de producir butirato", ha señalado Holscher, quien ha lamentado que en este estudio no se haya medido el butirato, por lo que no se sabe aún si estos microbios aumentaron el butirato.
Además, ha añadido, "existe un gran interés en 'Faecalibacterium' porque también se ha demostrado en animales para reducir la inflamación. Los animales con cantidades más altas también tienen una mejor sensibilidad a la insulina. También existe un interés creciente en 'Faecalibacterium' como una bacteria probiótica potencial, por lo que estamos tratando de hacer un seguimiento de los alimentos que ayudan a este micobioma".
Los hallazgos también muestran que con el consumo de nueces ha producido una reducción en los ácidos biliares secundarios, en comparación con el grupo control. "Se ha demostrado que los ácidos biliares secundarios son más altos en individuos con tasas más altas de cáncer colorrectal", ha advertido Holscher, quien añade que "si podemos reducir los ácidos biliares secundarios en el intestino, también puede ayudar a la salud humana".
La investigación previa, que provocó el desarrollo de esta investigación, mostró que la cantidad de energía (calorías) derivada de las nueces después de comerlas es menor de lo que se pensaba anteriormente.
"Cuando se hacen cálculos para determinar cuánta energía obtendríamos comiendo nueces, no se alineó con la energía que se absorbió. En realidad solo se absorbe alrededor del 80 por ciento de la energía de nueces que dicen las etiquetas. Eso significa que los microbios tienen acceso a ese 20 por ciento adicional de calorías y las grasas y fibra que quedan en ellas, y entonces ¿qué sucede?, ¿produce un resultado de salud positivo o negativo?", ha continuado.
En realidad, el estudio proporciona resultados iniciales que sugieren que las interacciones de los microbios con los componentes de nuez no digeridos están produciendo resultados positivos. No obstante, ha concluido la investigadora, aún se necesitan más investigación para ver metabolitos microbianos adicionales y cómo estos están influyendo en los resultados de salud