MADRID, 7 Jul. (EUROPA PRESS) -
¡Como en casa no se come en ningún sitio!. Es una de esas verdades universales que todo el mundo repite como un 'mantra' cuando, por obligación o por placer, pasamos muchos días fuera del hogar y toca tirar de restaurante o comida preparada para llenar el estómago.
Esta afirmación cobra más valor cuando, sin menospreciar el sabor de la comida de puchero, hablamos de salud. Y es que un nuevo estudio, publicado por investigadores norteamericanos afirma que las personas que a menudo consumen comidas preparadas en casa son menos propensas a sufrir diabetes tipo 2 que aquellas que toman comida de este tipo con menos frecuencia.
A nivel internacional, sobre todo en las grandes urbes, existe una tendencia creciente de las personas a comer fuera y esto implica, en muchos casos, un mayor consumo de comida rápida, por ejemplo. Los médicos empiezan a mostrarse preocupados al ver que estas personas tienen una dieta que es rica alimentos que aportan energía pero relativamente pobre en nutrientes, lo que podría conducir a un aumento de peso, que, a su vez, está asociado con un mayor riesgo de diabetes tipo 2.
Por el contrario, ha habido poca investigación autorizada sobre el papel que las comidas preparadas en el hogar pueden jugar en la alteración de los riesgos a largo plazo del desarrollo de diabetes y/u obesidad. Evaluar si la comida casera podría ser una estrategia contra la obesidad y la diabetes es el objetivo de una nueva investigación epidemiológica realizada por Qi Sun, de la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de la Universidad de Harvard, en Boston, Estados Unidos, y colegas, que se publica en un número especial de la revista 'PLoS Medicine' sobre la prevención de la diabetes.
CUÁNTAS COMIDAS CASERAS REDUCEN EL RIESGO DE DIABETES
Sun y sus colegas emplearon grandes conjuntos de datos prospectivos en los que profesionales de salud de Estados Unidos --hombres y mujeres-- fueron seguidos durante largos periodos de tiempo, con la recogida rigurosa de datos sobre indicadores de salud, incluyendo información sobre los hábitos alimentarios y la aparición de la diabetes. Se corrigieron los resultados teniendo en cuenta varios factores conocidos que podrían afectar a los hábitos alimenticios, como el estado civil.
Los resultados indican que las personas que informaron que consumían entre cinco y siete comidas preparadas en casa por la noche durante una semana tenían un riesgo un 15 por ciento menor de diabetes tipo 2 que quienes tomaban dos de esas comidas o menos en una semana. Una pequeña, pero aún estadísticamente significativa, reducción fue evidente para los que consumían más almuerzos preparados en casa a la hora de comer.
Otros análisis sugieren que un menor aumento de peso podría explicar en parte la reducción observada a menudo en la aparición de la diabetes tipo 2 en aquellos que comen comidas preparadas en casa. Las estrategias de prevención de la diabetes bien establecidas incluyen intervenciones conductuales destinadas a aumentar el ejercicio y mejorar los hábitos alimenticios. Los beneficios nutricionales y de estilo de vida del consumo de comidas preparadas en casa podría contribuir a estos esfuerzos de prevención de la diabetes, según los hallazgos de este estudio.