Los niños que duermen poco tienen más ganas de comer

Niño comiendo
FLICKR DENNIS BREKKE
Actualizado: viernes, 28 agosto 2015 18:03

   LONDRES, 28 Ago. (EUROPA PRESS) -

   Investigadores del University College de Londres, Reino Unido, han descubierto que los niños pequeños que no duermen lo suficiente suelen tener más ganas de comer, lo que les puede hacer más propensos al sobrepeso u obesidad, según los resultados de un trabajo que publica la revista 'International Journal of Obesity'.

   En concreto, el trabajo demostró que los niños de cinco años que dormían menos de 11 horas por la noche tenían más ganas de comer cuando veían o se les recordaba su alimento preferido, en comparación con los que dormían más. Además, también tenían un mayor índice de masa corporal (IMC).

   Los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés) de Estados Unidos recomiendan que los niños deben tener entre 11 y 12 horas de sueño cuando están en edad preescolar, antes de que inicien la educación primaria.

   El problema, señala la autora del estudio, Laura McDonald, es que "ahora tanto niños como adultos tienen una agenda muy apretada que hace que sus horas de sueño sean insuficientes y, por supuesto, es motivo de preocupación".

   Estudios previos ya habían demostrado que la falta de sueño aumenta significativamente las posibilidades de que un niño vaya a desarrollar sobrepeso y obesidad, pero hasta ahora se sabía poco de cómo afectaba a la ingesta diaria de calorías.

   "Algunos estudios que utilizaron imágenes cerebrales en adultos han demostrado que la falta de sueño aumenta la capacidad de respuesta en las regiones de recompensa del cerebro ante imágenes de alimentos. Pero en niños no se había examinado si influía en esta capacidad de respuesta", ha explicado esta experta.

LLENOS, PERO CON GANAS DE MÁS

   Por ello, en su trabajo incluyeron a 1.008 niños de cinco años nacidos en 2007 en Inglaterra y Gales, cuyas madres tuvieron que responder a un cuestionario para, entre otras cuestiones, analizar cómo se comportaban los menores cuando veían alimentos que les gustaban mucho pero ya habían terminado de comer. Se les pidió que puntuaran en una escala de 1 a 5 las ganas de comer de sus hijos en estos casos cuando, en teoría, ya estaban llenos.

   En el cuestionario también se les preguntó por las horas de sueño de los menores y, de media, dormían unas 11,48 horas. Sin embargo, vieron que los que dormían menos de 11 horas tenían una puntuación media de 2,53 en las ganas de comer, mientras que los que dormían más de 12 horas tenían una media de 2,35.

   "En los niños que no duermen lo suficiente durante la noche, estar atentos para que los niños no vean los alimentos que les gustan podría ser útil para prevenir consumos excesivos", ha reconocido McDonald, que admite que su estudio no puede demostrar que los niños que duermen poco realmente coman más, solo que parecen tener más ganas.

   No obstante, el director del Programa de Insomnio de la Universidad de Maryland (EE.UU), Emerson Wickwire, que no participó en el estudio, sí cree que el trabajo aporta un nuevo giro a la investigación que asocia la falta de sueño con la obesidad.

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