MADRID, 11 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad Estatal de Ohio, en Estados Unidos, han visto que los niños que en edad preescolar comen a diario mucha fruta y verdura son igual de propensos a consumir alimentos con alto contenido en azúcar, sal y grasa, que caracterizan a la conocida como 'comida basura', en comparación con quienes apenas tienen una alimentación sana.
Muchos expertos en salud pública llevan tiempo confiando en que introducir con éxito las manzanas y las zanahorias en la dieta de los niños permitiera evitar o, al menos, reducir su consumo de dulces y fritos, algo que quedaría desmentido en virtud de los resultados del trabajo que publica la revista 'Maternal and Child Health Journal'.
"Asumimos que los niños que consumían una gran cantidad de alimentos saludables también serán niños que no comen alimentos que lo son menos", ha reconocido Sarah Anderson, autora de este trabajo, que no obstante admite que estos resultados no deben promover ningún cambio en las pautas alimenticias dirigidas a fomentar hábitos saludables y prevenir la obesidad infantil.
El trabajo incluyó un total de 357 niños de 2 a 5 años a cuyos padres se les pidió que recordaran con qué frecuencia habían comido determinados alimentos en la última semana, incluyendo el consumo de frutas, verduras, leche, bebidas azucaradas, comida rápida, dulces o aperitivos salados.
Alrededor del 60 por ciento de los participantes eran de raza negra y casi todos eran beneficiarios del Medicaid, sistema sanitario que garantiza la asistencia a los más necesitados en Estados Unidos.
En términos generales, aproximadamente la mitad de los niños comían una o dos piezas de fruta al día, pocos odiaban las verduras y más de un tercio las comían varias veces al día y la mayoría bebía leche al menos una vez al día.
Y en la semana previa al estudio, los padres admitieron que sólo un tercio de los niños no consumía bebidas azucaradas, incluyendo refrescos, y sólo el 29 por ciento no había consumido ningún tipo de comida rápida en ese periodo.
Con independencia de la edad, vieron que no había niños que comieran muchas frutas o verduras y bebieran leche que al mismo tiempo fueran menos propensos a comer alimentos menos saludables, cuestionando la idea de que "lo bueno reemplaza automáticamente a lo malo".
De hecho, Anderson comparó este hallazgo con investigaciones previas que han demostrado que una persona puede ser, al mismo tiempo, activa y sedendaria, ya que correr maratones los fines de semana no eximen que luego una persona esté sentada en la oficina la mayor parte del día.