MADRID, 14 May. (EUROPA PRESS) -
Ante el Día Europeo de la Obesidad, que se celebra este sábado, los expertos del Instituto Médico Europeo De La Obesidad (IMEO) alertan de que uno de cada dos adultos en España tiene exceso de peso, según la Encuesta Europea de Salud, siendo la prevalencia más alta en los hombres que en las mujeres; a esto se suma el peso ganado desde el inicio de la pandemia, unos 5,7 kilos de media, según una encuesta de Ipsos sobre 30 países, que coloca los españoles a la cabeza de Europa, seguidos por los italianos.
Así, han recalcado que el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades coronarias, respiratorias y metabólicas, así como hipertensión arterial, hipercolesterolemia, diabetes tipo 2, osteoporosis, algunos tipos de cáncer, padecimientos crónicos y un peor pronóstico en caso de contagios por coronavirus.
"Ahora más que nunca urge tomar medidas para romper con el círculo vicioso del sedentarismo, ya que, cuanto menos actividad física realice una persona, más dificultad tendría para volver a la vida activa", apunta el dietista y portavoz del Instituto, Rubén Bravo, y añade que, aunque no se puede aspirar a una vuelta completa a la normalidad de antes de la pandemia, se puede aprovechar el fin del estado de alarma para recorrer a pie entornos naturales o iniciarse en deportes al aire libre.
Los confinamientos, el cierre temporal de instalaciones y centros deportivos, el teletrabajo, el toque de queda y las limitaciones en cuanto a los desplazamientos han inclinado la báscula hacia el sedentarismo, además, las horas frente al ordenador han aumentado notablemente. El picoteo, comer a deshora o por ansiedad, la dificultad de conciliar el sueño, la apetencia de dulce o cerveza, el afán por la repostería casera y las sobras acumuladas en la despensa durante la cuarentena suponen un verdadero reto a la hora de mantener una la vida saludable.
"El confinamiento obligado tuvo su lado positivo, pero también uno negativo que, según las estadísticas, es el que gana más peso; en este sentido es muy importante tomar conciencia del problema para empezar a corregir aquellos hábitos que desentonan con un estilo de vida saludable", apunta Bravo. "Trabajar desde casa, por ejemplo, nos permite tomar mejores decisiones, optar por comidas caseras más saludables, en vez de tomar el menú del día fuera, llevar una fiambrera en la oficina o comer en la cantina de la empresa, y también a reducir las tentaciones con una buena gestión de la lista de la compra", añade.
"En cuanto al lado negativo del teletrabajo, muchas veces detectamos que a muchos pacientes les es más fácil seguir una dieta o un plan de alimentación estando ocupados fuera de casa, principalmente porque no tienen que pensar en la comida", relata Bravo. Lo que ha ocurrido con este cambio en la rutina, continúa, es que muchos pacientes que ya tenían una tendencia al picoteo que les costaba controlar, al estar en casa, empezaron a hacer visitas continuas a la nevera, reduciendo sus niveles de estrés con alimentos poco saludables, ricos en harinas refinadas, azúcares simples y grasas saturadas.
Según advierte el experto, con todos estos cambios en la vida diaria "se ha inclinado la báscula hacia los hábitos desfavorables, sobre todo hacia el comer de forma emocional o compulsiva, por ansiedad o, incluso, aburrimiento", reflexiona la nutricionista clínica del centro, Carmen Escalada. Los datos del mercado lo confirman, mostrando que, durante los meses de confinamiento, ha aumentado el consumo de productos alimenticios de peor calidad y muy calóricos, como harinas refinadas, dulces o bollos, snacks salados y patatas fritas, refrescos azucarados y bebidas alcohólicas. "Es fundamental que se revierta cuanto antes este hecho, porque agrava aún más los problemas de sobrepeso y obesidad y las patologías asociadas", insiste la experta.
El aislamiento y la distancia social son otros de los cambios que han tenido graves consecuencias a nivel psicológico y en muchos casos han repercutido en cuadros de ansiedad, depresión, falta de motivación, fobia social o miedos. La falta de rutina y horarios o el cese temporal de empleo, en algunos casos, ha hecho que gran parte de la población duerma mal y peor, pudiendo generar en el tiempo problemas de hipertensión, exceso de peso, diabetes y ansiedad.
LOS HOMBRES, CON UNA PREVALENCIA MÁS ALTA DE OBESIDAD Y SOBREPESO
En España, el exceso de peso afecta a un mayor número de hombres que mujeres, y supone un problema que aumenta con la edad. "Tradicionalmente, ellos se han preocupado menos por el cuidado de su cuerpo, tanto a nivel estético como en lo que se refiere a la salud y, aunque esta tendencia está cambiando, no se refleja en las generaciones de nuestros padres y abuelos", señala la nutricionista del IMEO Andrea Marqués.
"En consulta a menudo observamos que hasta las formas de comer de hombres y mujeres presentan diferencias. Ellas suelen ingerir cantidades más pequeñas de comida más veces al día, debido también a un menor tamaño de su estómago; sin embargo, ellos comen dos o tres veces al día, pero cantidades más elevadas que en ocasiones conllevan una dilatación progresiva del músculo liso del estómago que es flexible", explica Marqués.
Las conductas de hambre emocional por estrés y ansiedad también son determinantes. Las mujeres tienden a comer alimentos de peor calidad (más azúcares sencillos y grasas malsanas), mientras que los hombres ingieren una mayor cantidad cuando tienen mucho apetito o ansiedad y, en general, se decantan más por carnes grasas, embutidos o platos de cocina tradicional.
"En la actual situación el sedentarismo y la falta de actividad física son factor clave actual para el aumento de la obesidad, indistintamente del sexo; así como el incremento exponencial del consumo de alimentos preparados y ultraprocesados en declive de las elaboraciones y técnicas culinarias tradicionales", señala Marqués.
A nivel hormonal, conforme aumenta su edad, los hombres experimentan un proceso muy similar a la menopausia femenina, mostrando una tendencia para almacenar depósitos de grasa en la zona abdominal. Disminuyen los niveles de producción de testosterona y se observa una menor actividad de las células T reguladoras que forman parte del sistema inmune y se relacionan con un peor control de la inflamación, inmunidad y salud de los tejidos.