MADRID, 20 Jul. (EUROPA PRESSS) -
La nutricionista de la Policlínica de Gipuzkoa, Eider Sánchez, advierte de que las alergias e intolerancias alimentarias cada vez afectan a un número mayor de personas y la incidencia en menores cada vez es mayor. Así, estima que "el 6% de los menores europeos sufre algún tipo de alergia alimentaria".
"La reacción alérgica tras la toma del alimento suele ser inmediata en menos de una hora, aunque hay excepciones, y se expresan con una gama amplia de síntomas", afirma.
Entre los más comunes se encuentran los problemas gastrointestinales (dolor abdominal, vómito, diarrea...), seguidos de síntomas cutáneos (urticaria, eccema, inflamación de la piel) y respiratorios (rinitis, asma, tos...), hipotensión y anafilaxia (reacción inmunitaria aguda que provoca la contrición de las vías respiratorias), a menudo grave y a veces letal que suele presentarse en un lapso de tiempo corto tras la exposición al alérgeno.
En palabras de la nutricionista, "en verano tenemos a nuestro alcance frutas, que durante el resto del año no solemos consumir con tanta frecuencia y algunas de ellas como cerezas, ciruelas, nectarinas, kiwis, fresas, moras, albaricoques, melocotones, paraguayos piña o el plátano pueden provocar una reacción alérgica sin síntomas graves".
Generalmente, continua, "solo provoca una urticaria al contacto con la piel de la fruta en manos y labios, aunque también puede causar el síndrome de alergia oral, producir inflamación y picor en la boca, labios y la garganta al comerlas. En los casos más raros y graves la proteína PRU p 3, que se encuentra en la piel de algunas frutas y vegetales, puede dar lugar a manifestaciones alérgicas más graves y llegar incluso a causar un shock anafiláctico".
PROBLEMAS DE VERANO
Por otro lado, ha recordado que en está época son comunes los problemas digestivos y suelen estar relacionados con hábitos alimenticios e higiene alimentaria. "En verano aumentan los problemas gastrointestinales como el estreñimiento, pesadez, acidez, digestiones lentas o malas digestiones e intoxicaciones alimentarias", asegura Sánchez.
Para prevenirlos, recomienda seguir unos hábitos saludables respecto a la alimentación, una dieta equilibrada y variada; mantener un orden en los horarios de comidas, realizar cinco comidas al día; garantizar un buen aporte hídrico (nos podemos valer de aguas, aguas infusionadas, sopas frías, fruta y verdura de temporada); evitar bebidas carbonatadas, gaseosas o azucaradas y comidas muy copiosas y calóricas.
"Sufrimos una intoxicación alimentaria cuando ingerimos alimentos o bebidas que contienen microorganismos patógenos como bacterias, virus, esporas, toxinas o parásitos y crean problemas gastrointestinales (diarrea, nauseas, vómito, fiebre, cansancio...)", explica Eider Sánchez.
"La temperatura y la humedad son caldos de cultivo para los microorganismos por lo que en verano, con más razón, hay que cuidar la higiene alimentaria, ya que los casos de intoxicación suelen aumentar. A temperaturas entre 5-65º las bacterias se multiplican por dos cada 20-30 minutos", subraya la nutricionista de Policlínica Gipuzkoa.
"Tenemos que tener especial cuidado con los alimentos perecederos como la carne, el pescado, el marisco y los alimentos que contengan huevo. Además, debemos tener una buena higiene a la hora de manipular los alimentos, evitar el contacto entre alimentos crudos y cocinados, realizar una buena cocción de los alimentos, mantener el alimento a temperaturas seguras, nunca mantener un alimento a temperatura ambiente más de dos horas y usar agua y materias primas seguras", concluye.