Las 3 mejores decisiones para disminuir tu riesgo de cáncer: qué desayunas, qué comes y qué cenas

Mujer comiendo ensalada.
Mujer comiendo ensalada. - ISTOCK
Actualizado: sábado, 20 enero 2024 10:36

   MADRID, 20 Ene. (EDIZIONES) -

   La alimentación es una gran aliada en la prevención del cáncer. Aunque el estilo de vida en su conjunto es fundamental a la hora de evitar esta enfermedad, tiene mucho peso la alimentación que mantengamos. ¿Y el qué? Una dieta mayoritariamente vegetal; ahí está la clave.

   Así lo asegura en una entrevista con Infosalus Emilia Gómez Pardo, doctora en Bioquímica y Biología Molecular, así como máster en Nutrición y Salud, asesora científica de CRIS contra el cáncer, quien remarca que esta dieta 'oncosaludable' también será beneficiosa para prevenir otras patologías, como las enfermedades cardiovasculares, neurológicas, para envejecer mejor, o para gozar de una mayor calidad de vida, por ejemplo.

   Hace hincapié en la necesidad de huir de los productos procesados, "peligrosos para nuestra salud". "Si de verdad queremos estar sanos hay que comer más vegetales de los que comemos, duplicar su consumo. No sólo hablamos de lo verde, de las verduras, sino también de las frutas, de las legumbres, de los cereales integrales, de las hierbas y semillas, o de los frutos secos", remarca.

   Cuanto más tiempo y más veces se siga, menor riesgo de padecer cáncer, asegura Emilia Gómez Pardo, quien destaca igualmente que no solamente disminuye el riesgo de padecer esta enfermedad, sino que también mejora el pronóstico de ésta y disminuye su mortalidad. "La ciencia nos dice que una alimentación muy rica en alimentos vegetales marca la diferencia en cada una de las fases de la enfermedad (antes, durante, y después). De hecho, seguir este patrón durante un mínimo de 5 años disminuye la mortalidad global por cáncer en un 17% en hombres, y un 12% en mujeres", sostiene.

   Apunta específicamente en este sentido a tres cánceres, la autora de 'Más vida, menos cáncer' (Arpa), que acaba de publicar: "Cuando la literatura analiza la disminución del riesgo de cánceres concretos los resultados son muy esperanzadores en el cáncer colorrectal, en la prevención y mejor pronóstico de mama, y en el de próstata".

   Esto lleva implícito, según prosigue la asesora científica de CRIS contra el cáncer, el disminuir el consumo de productos animales a la mitad: "Comemos muchísimos y siempre que se consume es en detrimento del consumo de vegetales. Si opto por carne estoy obviamente suprimiendo la posibilidad, por ejemplo, de comer legumbres".

NO HAY ALIMENTOS MÁGICOS

   Ahora bien, Gómez Pardo quiere dejar claro que no hay alimentos mágicos a la hora de prevenir el cáncer, no hay un alimento en concreto que sea capaz de ello. "Desde luego hay categorías de alimentos que tienen un papel insustituible y numerosos estudios lo destacan. De la misma manera señalan el efecto beneficioso de algunos nutrientes concretos en diferentes tipos de cáncer", remarca.

   Es más, advierte de que, en lo que todos los estudios e instituciones sanitarias coinciden es en que el efecto protector lo da el patrón alimenticio como tal, y en su necesidad de adherencia: "Cuanto más, mejor. A la vez nos insisten en que determinados alimentos aislados en una dieta insana no tienen efecto positivo, y hay ciertos alimentos que tienen un efecto muy negativo, aunque el resto sea sano. (...) No vale hacerlo bien un día o una semana, sino que hay adoptarlo con constancia y determinación".

   Así, Gómez Pardo señala que, de acuerdo con el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer o WCRF por sus siglas en inglés, estableció en una de sus últimas revisiones (2018) una serie de pautas para una dieta oncosaludable:

   1.- Aumenta, y mucho, el consumo de alimentos del mundo vegetal: verduras, frutas, legumbres, cereales, y frutos secos.

2.- Disminuye, y mucho, el consumo de carne roja y procesada.

3.- Di adiós a los alimentos ultraprocesados.

EL PAPEL DE LOS FITOQUÍMICOS

   Con ello, recuerda que todos los alimentos vegetales aportan fitoquímicos, compuestos químicos naturales variadísimos (como los polifenoles, carotenoides, flavonoides, alcaloides, carbohidratos, taninos, cumarinas, proteínas, quinonas, etc.) que no se consideran propiamente nutrientes, y con los que las plantas a lo largo de millones de años han aprendido a resolver sus problemas de supervivencia, y de paso los nuestros si los consumimos.

   "Son necesarios para que el cuerpo funcione como un reloj. Entre sus funciones se encontrarían, por ejemplo, el que son antioxidantes, antiinflamatorios, aparte de ser capaces de estimular la capacidad reparadora de las células, o de inhibir el crecimiento celular, por ejemplo, tal y como detalla esta experta.

   Sólo vienen del mundo vegetal, afirma la especialista, por eso la alimentación saludable es sobre todo vegetal. "Para encontrarlos hay que apostar por los colores de los vegetales, porque los fitoquímicos dan color y sabor. Comer verduras y legumbres. Apuesta por esto y estarás consumiendo estos compuestos básicos. No se entiende la salud sin el consumo de fitoquímicos", insiste.

TAMBIÉN LA FIBRA ES IMPORTANTE

   Destaca igualmente el papel de la fibra, otro compuesto que sólo podemos obtener de los vegetales, y cuya cantidad recomendada al día es de 25-30 gramos. "No se entiende una salud sin el consumo de fibra", zanja. Aclara que hay muchos tipos de fibra, con muchas funciones como la salud intestinal, se relaciona con la microbiota, con el tiempo que damos al intestino para que se absorban nutrientes y los componentes carcinógenos.

   Lamenta que en España solamente el 3-5% población consume la cantidad de fibra recomendada por las instituciones sanitarias y su bajo consumo se relaciona con el cáncer colorrectal, que es el mayoritario en España. "Se puede conseguir sin obsesionarnos, pero con un alimentación mayoritariamente vegetal", puntualiza.

   En último lugar, le preguntamos a esta doctora en Bioquímica y Biología Molecular, así como máster en Nutrición y Salud, por el consumo de carne roja y su posible relación con el cáncer, a lo que responde que la evidencia muestra que el consumo de carne procesada sí se relaciona con el cáncer colorrectal entre otros. "Los componentes de la carne procesada son carcinógenos. Se encuentran en la 'categoría 1', junto al alcohol, al tabaco y a la radiación ultravioleta", advierte.

   Por eso, sostiene que el consumo de carne roja concretamente debe responder a una cuestión de dosis y, siempre debe mantenerse un bajo consumo de carne roja, de unos 200 gramos a la semana. "Sobre todo cada vez que apostamos por comer carne dejamos de comer vegetales", concluye.

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