MADRID, 16 Oct. (EUROPA PRESS) -
La Asociación Española de Pediatría (AEP), la Fundación Española de Nutrición (FEN) y la Federación Iberoamericana de Nutrición (FENIT) defienden que las leches de crecimiento son una opción complementaria en la dieta de los niños pequeños para ayudarles a alcanzar las ingestas recomendadas de nutrientes esenciales.
Las tres sociedades científicas han elaborado un documento sobre la importancia de la leche en los primeros años de vida en el que remarcan el papel que también pueden jugar estos productos lácteos líquidos, cuya composición ha sido adaptada para cubrir los requerimientos nutricionales de los primeros años de vida.
En ese sentido, recuerdan que hasta los 3 años la dieta debe cubrir una ingesta de proteínas, lípidos, hierro y vitamina D diferentes a las de la edad adulta, para lo que se recomienda consumir frutas, verduras y hortalizas diariamente, entre dos y tres porciones diarias de leche y/o lácteos, y aumentar el consumo semanal de pescado.
Pese a ello, varios estudios han puesto de manifiesto que los niños españoles tienen una ingesta relativamente elevada de proteínas, lípidos y ácidos grasos saturados, y bajas ingestas de ácidos grasos omega-3, hierro y vitamina D.
Y aunque la leche de vaca es un buen vehículo para el enriquecimiento con nutrientes, como la vitamina D o los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, no debe introducirse como alimento fundamental en la alimentación del niño antes de los 12 meses.
En este sentido, el documento señala que a partir del año, cuando con la dieta habitual no se consiga cubrir los requerimientos de determinados nutrientes, las leches adaptadas con mejoras en el perfil proteico y lipídico representan una oportunidad porque permiten completar dichas necesidades.
"La leche proporciona proteínas de alto valor biológico, fundamentales para el crecimiento y desarrollo infantil. Con el objetivo de adaptarse mejor a las necesidades de los niños de corta edad, las leches de crecimiento tienen un contenido proteico reducido. También tienen un perfil lipídico modificado, más equilibrado, al incorporar mayor cantidad de ácidos grasos poliinsaturados --como el omega-3 DHA-- y monoinsaturados, y reducir el contenido de grasa saturada", reza el documento.