MADRID, 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California (Estados Unidos) ha descubierto diferencias significativas en la estructura cerebral de niños y niñas que sufren trastorno por atracón de comida.
El estudio, que se basa en trabajos anteriores que sugieren que el trastorno por atracón está conectado al cerebro desde una edad temprana, es un primer paso importante para entender la neurobiología del trastorno por atracón y cómo difiere entre los sexos.
También presenta pruebas fundamentales de que los varones, que en el pasado fueron excluidos de la investigación sobre los trastornos alimentarios, deben ser incluidos en esfuerzos futuros para comprender los orígenes de los trastornos alimentarios.
"Los hombres han sido excluidos de la investigación sobre los trastornos alimentarios durante décadas. Como resultado de la exclusión de los niños y los hombres, hemos desarrollado tratamientos sólo a partir del estudio de las mujeres, que luego aplicamos a los niños y los hombres y esperamos que funcionen con la misma eficacia", ha comentado Stuart Murray, líder de la investigación, que se ha publicado en la revista científica 'Psychological Medicine'.
Sin embargo, en los últimos años ha quedado cada vez más claro que algunos trastornos alimentarios son en realidad casi tan frecuentes entre los hombres y los niños como entre las mujeres y las niñas.
Al mismo tiempo, la investigación ha descubierto cada vez más pruebas de que los trastornos alimentarios son enfermedades del cerebro y no el resultado de la presión social o de la falta de fuerza de voluntad, que, según Murray, son percepciones erróneas comunes que han sido desmentidas.
MISMA ENFERMEDAD, DIFERENTE ESTRUCTURA CEREBRAL
Utilizando los datos del estudio sobre el desarrollo cognitivo del cerebro de los adolescentes, el mayor estudio realizado en EE.UU. para evaluar el desarrollo del cerebro, los investigadores identificaron a 38 chicos y 33 chicas que tenían un diagnóstico de trastorno por atracón entre los 11.875 participantes del estudio.
En los niños, los varones representan alrededor del 57 por ciento de los que padecen el trastorno por atracón. Esta cifra cambia entre los adultos, ya que los varones representan alrededor del 43 por ciento de los que padecen trastornos por atracón.
El equipo de investigación pudo evaluar la densidad de la materia gris en los cerebros de los niños de nueve y diez años del estudio, a través de la morfometría basada en vóxeles, una técnica de neuroimagen que permite a los investigadores examinar las diferencias en la anatomía estructural del cerebro en su totalidad.
El estudio demostró que, en comparación con un grupo de control de 74 niños que coincidían en edad, índice de masa corporal y maduración del desarrollo, las niñas con trastorno por atracón tenían una densidad de materia gris elevada en varias partes del cerebro que se sabe que están relacionadas con el control de los impulsos y los síntomas del trastorno por atracón.
Sin embargo, los chicos con trastorno por atracón no tenían una densidad de materia gris elevada en estas áreas. Esta elevada densidad de materia gris en las chicas con trastorno por atracón sugiere que un proceso crucial de maduración del cerebro (la poda sináptica) puede estar singularmente alterado o retrasado en estas chicas.
"Este estudio sugiere claramente que cualquier hipótesis neurobiológica sobre el trastorno por atracón debe ser estratificada por sexo", ha resaltado Murray.
Asimismo, el hecho de que los chicos y las chicas con trastorno por atracón, que es el tipo más común de trastorno alimentario, tengan estructuras cerebrales diferentes hace que los varones puedan requerir tipos de tratamiento diferentes a los de las mujeres.
Murray añade que los nuevos tratamientos para el trastorno por atracón están en el horizonte e incluyen la estimulación magnética transcraneal y la estimulación por corriente directa, ambas dirigidas directamente al cerebro. Al igual que en anteriores investigaciones sobre los trastornos alimentarios, hasta ahora sólo se han incluido sujetos femeninos en la investigación.
"Las diferencias en la estructura del cerebro de los niños y las niñas con trastornos por atracón significan que cualquier tratamiento dirigido al cerebro debe probarse tanto en hombres como en mujeres. De lo contrario, estaríamos apuntando a partes del cerebro en los varones que no son necesariamente anormales", afirma Murray.
Ahora, Murray y su equipo comprobarán si, además de tener estructuras diferentes, los cerebros de los hombres y las mujeres con trastorno por atracón funcionan de forma distinta.