MADRID, 9 Jun. (EDIZIONES) -
Algunos alimentos pueden provocar reacciones adversas en un pequeño porcentaje de la población. Sin embargo, no todos los problemas que causan los alimentos son alergias, muchas veces se trata de una intolerancia alimentaria.
En la mayoría de los casos, tanto las intolerancia alimentarias diagnosticadas en las primeras edades de la vida se pueden curar. Por este motivo es importante un diagnóstico precoz, y porque en algunos niños las intolerancias pueden provocar retraso en el crecimiento, además de síntomas digestivos y a nivel cutáneo.
A la hora de valorar una posible intolerancia hay que tener en cuenta que si existen antecedentes familiares de intolerancias alimentarias en padres o hermanos mayores es probable que el niño también la tenga.
El alergólogo e inmunólogo clínico y director médico de la Unidad SHC Medical del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz de Sevilla, el doctor Óscar Cáceres Calle, recuerda que la intolerancia alimentaria es muy frecuente a edades tempranas donde el tubo digestivo está 'aprendiendo' a tolerar los alimentos y donde los niños, a menudo, pasan por procesos víricos e infecciosos que alteran la permeabilidad intestinal, lo que puede provocar que los alimentos se absorban de manera anómala, siendo más frecuente, por ello, la aparición de estas intolerancias.
¿CÓMO IDENTIFICAR LA INTOLERANCIA?
El experto recuerda que una intolerancia alimentaria puede darse a los pocos meses de nacer, desde que los bebés abandonan la lactancia materna pueden empezar los primeros síntomas. Así, se pueden observar digestiones pesadas, diarreas, estreñimiento, gases, molestias y, por otyro lado, a nivel cutáneo suele verse piel atópica.
Cuando los niños van creciendo, se pueden quejar de dolor de barriga, cabeza y dolor de piernas. Además, en algunos niños se observa retraso en el crecimiento, en peso y en talla, lo que al pediatra le hace sospechar de un problema alimentario.
CONSTATADA LA SOSPECHA, ¿QUÉ HAGO?
Si hay afectación de varios aparatos o sistemas, por ejemplo, síntomas cutáneos, digestivos y dolores de cabeza o de piernas es más fácil pensar que es un problema alimentario. Además, si existen antecedentes familiares de intolerancias alimentarias en padres o hermanos mayores es probable que el niño también tenga intolerancia.
Por tanto, ante la sospecha, hay que poner en conocimiento del pediatra estos síntomas para que determine si tiene que derivar el niño a un médico especialista en el estudio de estas patologías alimentarias.
De no ser así, que sean los propios padres quienes acudan a un alergólogo o inmunólogo especialista en patología alimentaria, que se encargará de realizar unos estudios analíticos en los cuales se confirmará qué tipo de intolerancia alimentaria tiene.
¿CÓMO SE TRATA?
Un niño diagnosticado de intolerancia alimentaria tiene que seguir una dieta de exclusión del alimento hasta que se pueda reintroducir con seguridad. La mayoría de los niños con alergia al huevo o a la leche detectada en los primeros meses o años de vida se supera antes de los seis años de edad. Si no superan la alergia se están ensayando desensibilizaciones. La mayoría de las intolerancias se pueden superar en cuestión de meses o si acaso pocos años.
¿CUÁLES SON LAS INTOLERANCIAS MÁS COMUNES?
Las dos causas más comunes son la lactosa y el gluten, aunque son muchos los alimentos que pueden causar una intolerancia.
Intolerancia a la lactosa. La lactosa es el azúcar que se encuentra en la leche. La intolerancia a la lactosa es un trastorno provocado por un déficit de la lactasa que afecta a aproximadamente un tercio de los españoles, y en el 70 por ciento de los casos está provocada por causas genéticas, lo que hará que se mantenga de por vida.
Intolerancia al gluten. El gluten es una glucoproteína que se encuentra en cereales de consumo tan habitual como el trigo, la cebada, el centeno o la avena y en otros cereales que son de consumo menos frecuente como son la espelta (también llamada trigo salvaje) y el triticale (cereal mezcla de trigo y centeno). La prevalencia de la enfermedad celíaca en España es aproximadamente de 1 por cada 100 personas.
¿DIFERENCIAS CON LA ALERGIA ALIMENTARIA?
Las reacciones adversas a los alimentos se confunden frecuentemente con las alergias alimentarias. En la alergia los síntomas son generalmente inmediatos a la ingesta del alimento y afectan a distintos aparatos o sistemas -respiratorio, digestivo y cutáneo-; además pueden producirse vómitos, diarreas, tos, sibilancias, broncoespasmos, urticaria O eccema. En ocasiones, los síntomas son severos dando lugar a crisis de anafilaxia.