MADRID 9 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Departamento de Medicina de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) afirman haber identificado la forma en que las bacterias del sistema digestivo pueden descomponer el triptófano de la dieta en una sustancia química inflamatoria que prepara al sistema inmunitario para la artritis, según publican en el 'Journal of Clinical Investigation'.
El triptófano es un aminoácido esencial que se encuentra en muchos alimentos ricos en proteínas, como la carne, el pescado, los productos lácteos y algunas semillas y frutos secos. Tiene muchas funciones en el organismo, como ayudar a producir proteínas, músculos, enzimas y neurotransmisores (los mensajeros químicos del sistema nervioso). El organismo no lo fabrica, sino que lo obtiene de la dieta.
Mucha gente en Estados Unidos piensa que el triptófano es el ingrediente del pavo que supuestamente da sueño después del festín de Acción de Gracias y, de hecho, los investigadores afirman que, aunque el triptófano contribuye a regular el ciclo del sueño, la cantidad que contiene el pavo probablemente no sea una causa significativa de somnolencia después de cenar.
Kristine Kuhn, doctora en Medicina y doctora en Filosofía, titular de la Cátedra Scoville y jefa de la División de Reumatología de la Universidad de California, y sus colaboradores se propusieron averiguar cómo una sustancia que a menudo es una fuerza benéfica para el organismo se convierte en una vía de enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide, que afecta a cerca del 1% de la población. Si no se trata, puede causar una dolorosa hinchazón de manos y pies y deformidades articulares.
"Se sabe que el microbioma, es decir las bacterias de nuestro intestino, puede descomponer el triptófano en subproductos. Algunos de esos subproductos son antiinflamatorios, pero también hemos asociado algunas causas inflamatorias de esos productos --explica Kuhn--. Somos los primeros en destacar qué productos contribuyen a la inflamación y cómo lo hacen".
En este sentido, señala que la nueva investigación "se basa en algunas observaciones que tuvimos en pacientes con espondiloartritis - no del todo la artritis reumatoide, pero una condición estrechamente relacionada - donde encontramos que los cambios en el microbioma se asociaron con un aumento de la producción de estos productos llamados indoles, que son lo que las bacterias hacen a partir de triptófano". Se observaron cambios similares en estudios de artritis con ratones, dice.
"Sometimos a ratones a antibióticos para eliminar su microbioma, y no tuvieron artritis ni indol --recuerda--. Así que nos preguntamos qué pasaría si tuvieran un microbioma y los sometiéramos a una dieta con poco triptófano. El microbioma no puede descomponer el triptófano en indol, y los ratones no tienen artritis. Así que, de dos formas distintas, demostramos que es el triptófano el que el microbioma descompone en indol", resalta.
"Descubrimos que cuando el indol está presente, los ratones empiezan a desarrollar células T autoreactivas que son más inflamatorias --prosigue--. .Tienen menos células T reguladoras, que ayudan a mantener el equilibrio del sistema inmunitario, y empiezan a desarrollar anticuerpos más patógenos. Descubrimos que los anticuerpos tenían banderas de ser más inflamatorios cuando el indol estaba presente", destaca.
El esudio concluye que "el bloqueo de la generación de indoles puede constituir una vía terapéutica única" para la artritis reumatoide y la espondiloartritis. Se trata de encontrar el camino adecuado para el triptófano del cuerpo, dice Kuhn.
"Si el triptófano entra en contacto con las células de nuestro cuerpo, tiende a descomponerse en productos antiinflamatorios, mientras que si entra en contacto con las células bacterianas se vuelve más inflamatorio --continúa--. Pensamos que esto podría dar lugar a terapias: ¿Cómo mantener el equilibrio para que el triptófano se dirija hacia la vía antiinflamatoria? ¿Cómo manipular las bacterias intestinales para inclinar la balanza? Ahí es donde nos interesa llegar en el futuro".
"Una dieta rica en fibras vegetales y carnes magras -toda esta dieta mediterránea- parece llevar al microbioma hacia un estado más saludable, de modo que se obtienen las propiedades antiinflamatorias del triptófano, mientras que la típica dieta occidental parece ir más hacia la vía inflamatoria", indica.
En cuanto a otras formas de protegerse contra la artritis, Kuhn afirma que, gracias a las investigaciones de sus colegas de la División de Reumatología, "hemos empezado a comprender la fase de riesgo, en la que podemos identificar a las personas con probabilidades de desarrollar artritis reumatoide en los próximos años basándonos en los marcadores sanguíneos. Hay algunos datos que sugieren que podríamos intervenir durante ese periodo y prevenir la enfermedad, pero aún no estamos seguros de cuáles son las formas adecuadas de intervenir", concluye.