MADRID, 13 Nov. (EUROPA PRESS) -
Se sabe que la 'comida basura' con alto contenido de grasa y colesterol se vincula con mayores problemas de salud, incluyendo el colesterol alto y la acumulación de placas en las arterias, conocida como aterosclerosis. Una investigación del Instituto de Ciencia de la Vida de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, ha identificado una vía en el hígado, controlada por una proteína conocida como BAF60a, que contribuye a estos efectos negativos mediante la estimulación de la producción de bilis, que ayuda al cuerpo a absorber más colesterol y otras grasas de los alimentos.
COMIDA RÁPIDA
Los ratones genéticamente modificados para tener hígados que carecen de BAF60a presentaban niveles de colesterol un 40 por ciento más bajos que los roedores normales cuando ambos fueron alimentados con una dieta de comida basura, según revelan los resultados de este trabajo, programados para su publicación en la edición digital de este jueves de 'Cell Reports'.
"Desde una perspectiva de ciencia básica, seguimos aprendiendo acerca de cómo diversas variantes de BAF60 juegan diferentes papeles importantes en la regulación metabólica en diversos tipos de células --la grasa, el músculo, el hígado", afirma el autor principal del estudio Jiandie Lin, miembro del Instituto de Ciencias de la Vida, donde se encuentra su laboratorio. "Y esta última investigación descubre una nueva vía en el hígado que puede señalar el camino hacia nuevos enfoques terapéuticos para reducir el colesterol y el riesgo de aterosclerosis", destaca.
Los ratones fueron alimentados con una dieta especialmente formulada alta en grasa y azúcar para simular una mala dieta occidental: alrededor del 40 por ciento de las calorías procedían de la grasa y otro 40 por ciento, del azúcar. Desde una perspectiva evolutiva, tiene sentido que los cuerpos de nuestros ancestros quisieran funcionar a toda máquina para sacar el máximo provecho de una fuente poco común de grasa, señala Zhuo-Xian Meng, autor principal del estudio e investigador en el laboratorio de Lin.
"Pero los alimentos ahora en el ambiente han cambiado, con grasas que están en todas partes y esta respuesta adaptativa se convierte en mala adaptación", explia Meng. Se sabe desde hace tiempo que el consumo de alimentos ricos en colesterol estimula la producción de bilis, pero no se entienden completamente los detalles de cómo el cuerpo regula la producción de la bilis del hígado y la absorción de grasas en el intestino.
BAF60a es una pieza más en la compleja maquinaria biológica vinculando las señales que resultan de la ingesta de alimentos y nutrientes a los programas genéticos que dirigen la regulación del metabolismo del cuerpo. En una serie de experimentos, los investigadores trabajaron para entender por qué la eliminación BAF60a del hígado --aunque no de otros tejidos_ llevó a niveles más bajos de colesterol en los ratones con un estilo de dieta de comida basura.
"Teníamos que averiguar por qué estaba sucediendo", apunta Lin, quien también es profesor asociado de Biología Celular y del Desarrollo en la Escuela de Medicina de la UM. Los genes relacionados con la síntesis de ácidos biliares fueron los que resultaron más afectados en los ratones con el hígado modificado.
La bilis se produce en el hígado y finalmente se libera a los intestinos, donde ayuda al cuerpo a absorber las grasas. Los científicos probaron su hipótesis utilizando el colesterol etiquetado con un marcador radiactivo y vieron que los ratones alterados genéticamente absorbieron colesterol de la dieta a un ritmo mucho más lento que sus contrapartes; además de excretar más colesterol en sus heces.
Otro experimento mostró que la desactivación de BAF60a en los hígados de ratones empleados para modelar la aterosclerosis consiguió protegerles parcialmente de la enfermedad, reduciendo los niveles de colesterol en un 30 por ciento y disminuyendo significativamente la formación de lesiones.
Como parte de un programa de investigación de los fundamentos de la obesidad y los trastornos metabólicos, el laboratorio de Lin también ha estado examinando cómo la familia de proteínas BAF60 funciona en las células musculares y de grasa.
"La actividad y el nivel de estos factores se afinan en respuesta a diferentes señales metabólicas --detalla Lin--. Así que sentimos que esto es parte de un mecanismo de detección más amplio, las células perciben el medio ambiente y detectan el estado metabólico. Entonces, bien aumentando o rebajando la cantidad de estas proteínas disponibles en las células, el cuerpo es capaz de ajustar la actividad metabólica y la función de un tejido u órgano particular".