Encuentran variaciones culturales entre especies del Plesitoceno en la alimentación
BARCELONA, 27 Feb. (EUROPA PRESS) -
Investigadores catalanes y valencianos han descubierto que el 'Homo antecessor' tenía un patrón alimentario mecánicamente más exigente que el de otras especies, con alimentos duros y abrasivos, que podría explicarse por las diferencias en el procesamiento de los alimentos en un entorno muy exigente con fluctuaciones en el clima y en los recursos alimentarios, ha publicado la revista 'Scientific Reports'.
Científicos de la Universitat de Barcelona (UB), el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (Iphes) y la Universitat d'Alacant (UA) han revelado por primera vez evidencias sobre la dieta de esta especie de homínidos a partir de las trazas microscópicas que dejan los alimentos en el esmalte dental.
El 'Homo antecessor' habitó la península Ibérica hace 800.000 años, concretamente en Atapuerca (Burgos), y hasta esta investigación solo se había estudiado su dieta a partir de los restos de animales encontrados en los mismos niveles en los que se encontraron los restos humanos --una variedad de grandes mamíferos e incluso tortugas--.
Han analizado la microestriación bucal de los fósiles de la Sima del Elefante y de la Gran Dolina del yacimiento de Atapuerca, que han comparado con otras poblaciones del Pleistoceno inferior: el 'Homo ergaster' de África --ancestro de los europeos, de hace 1,8 millones de años--, el 'Homo heidelbergensis' --que vivió en Europa hasta hace 200.000 años-- y 'Homo neanderthalensis' de la península Ibérica --hasta hace 40.000 años--.
Los dientes del 'Homo antecessor' tienen más densidad de microestrías que el resto de especies analizadas, y aunque los hallazgos no permiten decir exactamente qué alimentos ingerían, sí que permiten señalar que tenía una alimentación basada en gran medida en alimentos duros y abrasivos.
Por ejemplo, comían vegetales que contenían fitolitos --partículas de sílice producidas por los vegetales--, tubérculos con partículas de tierra, huesos y carne cruda.
Las diferencias en el patrón de microestriación entre los restos de la Gran Dolina y las muestras comparadas podrían reflejar variaciones culturales en la manera de procesar los alimentos: "Obtenían, procesaban y consumían el alimento de forma diferente", según el líder del equipo, Alejandro Pérez-Pérez, ha explicado la UB en un comunicado este lunes.
CARNE CRUDA
El homínido objeto del estudio tenía unas herramientas más primitivas que las del 'Homo neanderthalesis', lo que no facilitaba el procesamiento de los alimentos, como también sugieren las evidencias que indican que utilizaban los dientes para masticar huesos, y la falta de evidencias de fuego en Atapuerca apunta que seguramente lo comían todo crudo.
Un consumo elevado de carne podría tener implicaciones evolutivas, contribuyendo a ganar la energía necesaria para sostener un cerebro garnde como el del 'H. antecessor', además de suponer una fuente de alimento importante en un ambiente "altamente exigente", en el que los alimentos preferidos --frutas maduras y vegetales tiernos--, fluctuaban estacionalmente.
Han participado en la investigación del equipo de Pérez-Pérez los codirectores del yacimiento de Atapuerca, José M. Bermúdez de Castro (Centro Nacional de Investigación de La Evolución Humana, Cenieh), Eudald Carbonell (Iphes) y Juan Luis Arsuaga (Universitat Complutense de Madrid, UCM).