¿El hambre es mala consejera? Un estudio revela si no comer afecta realmente a la agudeza mental

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Archivo - Ayuno, plazto vacio, hambre - PROSTOCK-STUDIO/ ISTOCK - Archivo
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Publicado: domingo, 9 noviembre 2025 8:29

   MADRID, 9 Nov. (EUROPA PRESS) -

El ayuno, que puede implicar la abstención de alimentos durante varias horas o incluso días, se ha convertido en uno de los regímenes alimenticios contemporáneos más populares, a menudo promovido por sus potenciales beneficios para la salud, como la mejora de la sensibilidad a la insulina, la reparación celular y el control del peso.

Al mismo tiempo, continúa generando debate, especialmente en torno a sus efectos sobre el estado de ánimo, el rendimiento cognitivo y la relación que mantiene con los hábitos de alimentación diarios.

EL AYUNO INTERMITENTE NO AFECTA A LA MENTE A CORTO PLAZO

"Si bien el ayuno se ha puesto de moda en los últimos años, existe una preocupación generalizada, a menudo reflejada en dichos populares como 'No eres tú mismo cuando tienes hambre', de que la privación de alimentos podría afectar gravemente la agudeza mental", reflexiona David Moreau, doctor en psicología y profesor asociado de la Universidad de Auckland, además de autor principal de estudio que lo ha querido confirmar.

"Dado lo importante que es mantener un nivel adecuado de rendimiento cognitivo para las actividades profesionales y personales, los posibles efectos secundarios justifican un análisis cuidadoso y sistemático", afirma.

    Es poco probable que saltarse el desayuno o practicar el ayuno intermitente afecte el pensamiento de la mayoría de los adultos a corto plazo, según una investigación de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) publicada por la Asociación Americana de Psicología. La investigación se publica en la revista 'Psychological Bulletin'.   

   Los investigadores realizaron un metaanálisis de 71 estudios que comparaban el rendimiento cognitivo en adultos sanos que estaban en ayunas o que habían comido recientemente. Los estudios evaluaron habilidades como la memoria, la toma de decisiones y la velocidad y precisión de respuesta. En total, el análisis incluyó a 3.484 participantes. La mayoría de los periodos de ayuno fueron cortos, con una duración media de 12 horas.

EFECTOS DIFERENTES EN ADULTOS Y NIÑOS

    "Nuestro principal hallazgo fue que, en general, no existe evidencia consistente de que el ayuno a corto plazo afecte el rendimiento mental", desarrolla Moreau. "Las personas que ayunaron tuvieron un rendimiento notablemente similar al de quienes habían comido recientemente, lo que sugiere que la función cognitiva se mantiene estable en ausencia de ingesta de alimentos".

   Aunque el estudio no halló diferencias generales significativas, los investigadores observaron algunos matices. El rendimiento cognitivo mostró reducciones leves en los periodos de ayuno superiores a 12 horas, y los niños, que representaban una pequeña parte del conjunto de datos, presentaron mayores déficits de rendimiento en comparación con los adultos.

   "En cierto modo, nos sorprendió, ya que nuestros resultados contradicen la creencia generalizada de que el ayuno compromete inherentemente la capacidad cognitiva", indica Moreau. "En una amplia gama de tareas diversas, el rendimiento cognitivo se mantuvo notablemente estable. Mucha gente cree que saltarse una comida provoca un deterioro inmediato de la agudeza mental, pero nuestro análisis de la evidencia sugiere lo contrario".

   Uno de los hallazgos más intrigantes fue que los efectos del ayuno dependían del contexto. "Los déficits de rendimiento se manifestaban a menudo solo en tareas que implicaban estímulos relacionados con la comida, como observar imágenes de alimentos o procesar palabras relacionadas con la comida", comenta Moreau.

En cambio, afirma, "el rendimiento en tareas con contenido neutro apenas se veía afectado. El hambre podría desviar selectivamente los recursos cognitivos o provocar distracción solo en contextos relacionados con la comida, pero el funcionamiento cognitivo general se mantiene en gran medida estable".

   Los investigadores también destacaron las diferencias por edad. "La edad fue un factor moderador importante y relevante", puntualiza Moreau. "Los niños mostraron un descenso notable en su rendimiento durante el ayuno, lo que coincide con estudios anteriores que destacaron las ventajas cognitivas constantes de desayunar en los grupos de menor edad. Nuestros datos respaldan la idea de que las poblaciones pediátricas pueden requerir una consideración especial al evaluar las intervenciones de ayuno, lo que sugiere que el cerebro en desarrollo tiene una mayor vulnerabilidad a la falta de energía".

EL HAMBRE DESPIERTA LA ATENCIÓN A LA COMIDA, NO REDUCE LA CAPACIDAD MENTAL

   Según Moreau, más allá del laboratorio, los hallazgos tienen amplias implicaciones para la salud pública y las prácticas de ayuno. "La principal conclusión es tranquilizadora: el rendimiento cognitivo se mantiene estable durante el ayuno a corto plazo, lo que sugiere que la mayoría de los adultos sanos no deben preocuparse de que el ayuno temporal afecte su agudeza mental o su capacidad para realizar las tareas cotidianas", asegura.

   "Fisiológicamente, el ayuno desencadena importantes cambios metabólicos. Cuando se agotan las reservas de glucógeno, el cuerpo utiliza los cuerpos cetónicos producidos por el tejido adiposo como fuente de energía alternativa. La evidencia emergente sugiere que el uso de cetonas puede aportar amplios beneficios para la salud, modular los sistemas hormonales y activar procesos de reparación celular vinculados a la longevidad", afirma.

   Según los investigadores, estos hallazgos respaldan la viabilidad del ayuno intermitente como intervención de salud para adultos, al tiempo que subrayan la importancia de adaptar las prácticas de ayuno a poblaciones específicas, como niños o personas con afecciones médicas.

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