MADRID, 10 Feb. (EDIZIONES) -
El sodio de la sal ayuda a transmitir los impulsos nerviosos y a contraer las fibras musculares. Por ello, la sal es esencial para el organismo. Además, el sodio también funciona con el potasio para equilibrar los niveles de fluidos en el cuerpo. Pero sólo necesitamos una pequeña cantidad de sal para estas funciones, menos de una décima parte de una cucharada de azúcar al día.
Según señalan en el blog dirigido a pacientes de la Escuela de Medicina de Harvard, aunque el organismo puede por lo general librarse por sí mismo de un exceso de sodio, en algunas personas el consumo extra hace que el cuerpo retenga agua. Esto aumenta la cantidad de fluido que va a través de las venas, lo que eleva la presión sanguínea.
La mayoría de la sal que tomamos en la dieta procede de alimentos procesados y preparados. Los principales responsables son los alimentos que se suelen tomar entre horas, embutidos y carnes curadas, zumos envasados, sopas de sobre, pizzas y otros alimentos de comida rápida además de muchos condimentos, salsas y aperitivos.
Pero la forma en la que condimentamos nuestros platos preparados en casa aporta también mucha de esta sal en exceso que se incluye en nuestra dieta diaria.
Cinco formas de reducir el sodio
Los facultativos americanos indican desde su sitio web cinco formas de reducir el sodio cuando cocinamos o estamos a la mesa:
1. Utiliza especias y otros potenciadores del sabor.
Añade sabor a tus platos favoritos con especias, hierbas frescas o secas, raíces como el ajo y el jengibre, cítricos, vinagres y vino. Desde la pimienta negra, canela y cúrcuma hasta albahaca fresca, pimientos picantes, zumo de limón, estos potenciadores del sabor alegran el paladar y con menos sodio.
2. Prueba los frutos secos en la cocina para conseguir grasas saludables.
Utilizando las grasas saludables correctas, desde nueces tostadas a aguacates pasando por aceites de oliva, cáñamo, soja y otros, puedes añadir un rico sabor a los alimentos y menos sal.
3. Tostar, saltear y asar.
Tostar o saltear alimentos en una sartén les confiere sabor. El asado hace salir los endulzantes naturales de muchos vegetales y el gusto del pescado y el pollo. Si usas el vapor o el microondas en algunos platos, apórtales más vida terminando con un poco de aceite con sabor o con algún cítrico.
4. Consigue los cereales integrales de otras fuentes distintas al pan integral.
Incluso el pan integral completo, aunque sea una opción más saludable que el blanco, puede contener una cantidad considerable de sal. El pan contiene bastante sal no sólo para darle sabor sino para asegurar que la masa sube de forma adecuada. Puedes eliminar ese extra de sal si buscas cereales integrales fuera de la panadería. Por ejemplo, en vez de tostadas en el desayuno, cocina copos de cereales, como la avena, u otros cereales integrales enteros con fruta fresca o seca.
5. Conoce los productos de temporada o, incluso mejor, al agricultor que tengas más próximo.
Compra productos frescos con el máximo de sabor natural, evitando por ello la necesidad de utilizar mucha (o ninguna) sal. Compra los productos que estén en plena temporada de los mercados de agricultores locales y del supermercado local.