MADRID, 2 Ene. (EUROPA PRESS) -
Las noticias sobre la afición a la comida rápida del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fomentan el consumo de este tipo de dieta poco saludable, según ha concluido una investigación de la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos) que se ha publicado en la revista 'Appetite'.
Aunque el examen médico de Trump en 2018 concluyó que el presidente goza de "excelente salud", estos investigadores tenían curiosidad por saber qué efecto podría tener en el público su conocido gusto por la comida rápida, como las hamburguesas. "Los datos sugieren que podría haber causado un daño a la salud pública al animar a muchos estadounidenses a comer comida rápida", asegura la líder del estudio, Jessica Myrick.
La investigadora recuerda que Trump no es el primer presidente estadounidense que ha producido titulares de prensa por sus hábitos alimentarios. Por ejemplo, Bill Clinton también tenía afición por la comida rápida antes de someterse a un cuádruple 'bypass' coronario en 2004 y luego convertirse en vegano. Barack Obama y la primera dama Michelle Obama promovieron la alimentación saludable y pusieron en marcha un huerto en los terrenos de la Casa Blanca.
Sin embargo, Myrick recuerda que el panorama de los medios de comunicación ha cambiado drásticamente desde entonces, y la dependencia de Trump de Twitter para comunicarse, entre otros importantes avances en la comunicación digital, hace que su caso sea "particularmente único".
Por ello, la científica encuestó a más de 1.000 estadounidenses en una encuesta representativa a nivel nacional. Comparó la atención de los encuestados a los medios de comunicación con la relación parasocial de los encuestados con el presidente. Las relaciones parasociales se producen entre dos personas que no se conocen, como el vínculo de un fan con una celebridad o un político.
El estudio también comparó esos hallazgos con las actitudes de los encuestados hacia la comida rápida, su aceptabilidad y las probabilidades de que pidieran comida rápida en un futuro cercano. Tras analizar los datos, Myrick ha determinado que leer noticias sobre la dieta de Trump era un predictor más fuerte de las intenciones de comer comida rápida que cualquier factor demográfico, como el nivel educativo, la raza, la edad, el sexo o los ingresos.
"Los resultados también muestran que tanto para los republicanos como para los demócratas, una mayor atención a la cobertura de los medios sobre la dieta de Trump se relaciona con actitudes más positivas hacia la comida rápida. Sin embargo, para los republicanos, esta relación fue casi el doble", detalla la investigadora.