MADRID, 16 Ene. (EUROPA PRESS) -
Más de la mitad de los jóvenes y adultos jóvenes canadienses que han consumido bebidas energéticas han experimentado efectos negativos en la salud como resultado, según un estudio de la Universidad de Waterloo, en Waterloo, Ontario, Canadá. En una encuesta nacional de jóvenes canadienses, más de la mitad de los que alguna vez consumieron una bebida energética informaron de haber experimentado un evento adverso de salud, como latidos cardiacos rápidos, náuseas y, en casos raros, convulsiones.
Actualmente, la legislación canadiense prohíbe que las bebidas energéticas se comercialicen para los niños y no se recomienda su consumo por personas que realizan actividades deportivas. "La mayoría de las evaluaciones de riesgo hasta la fecha han utilizado el café como referencia para estimar los efectos de las bebidas energéticas, sin embargo, está claro que estos productos presentan un mayor riesgo para la salud", explica el profesor David Hammond, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Waterloo.
"Los efectos de las bebidas energéticas en la salud podrían deberse a los ingredientes diferentes al café, o las formas en las que se consumen, incluso con alcohol o durante la actividad física; en cualquier caso, los hallazgos sugieren una necesidad de aumentar la vigilancia de los efectos de estos productos sobre la salud", añade.
Al realizar el estudio, los investigadores encuestaron a 2.055 jóvenes canadienses de entre 12 y 24 años. De los que informaron haber consumido bebidas energéticas en algún momento de sus vidas, el 55,4 por ciento declaró haber experimentado un evento adverso de salud.
De los que informaron tener eventos adversos de salud, el 24,7 por ciento informó haber experimentado un latido cardíaco acelerado, el 24,1 por ciento dijo tener dificultad para dormir y el 18,3 por ciento reportó experimentar dolores de cabeza. Un total del 5,1 por ciento sufrió náuseas, vómitos o diarrea, el 5 por ciento buscó atención médica, el 3,6 por ciento informó que experimentó dolores en el pecho, y el 0,2 por ciento declaró haber sufrido convulsiones.