MADRID, 19 Dic. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Departamento de Neurología de la Escuela de Medicina Rutgers Robert Wood Johnson en EEUU han publicado un estudio en ratones y personas alterados genéticamente que respalda la creencia de que los ajustes dietéticos, como el aumento de fibra, pueden retrasar la progresión de la esclerosis múltiple (EM).
Los investigadores, que han rastreado un vínculo previamente observado entre los organismos microscópicos en el tracto digestivo, conocidos colectivamente como el microbioma intestinal, y la esclerosis múltiple, ya están trabajando para probar el efecto de las intervenciones dietéticas en pacientes con EM.
"Los hábitos dietéticos poco saludables, como el bajo consumo de fibra y el alto consumo de grasas, pueden haber contribuido al fuerte aumento de la EM en los EEUU. En las naciones donde la gente todavía come más fibra, la EM es mucho menos común", señala Kouichi Ito, profesor asociado de neurología y autor principal del estudio publicado en 'Frontiers in Immunology'.
La EM es una afección degenerativa en la que el sistema inmunitario del cuerpo ataca la cubierta protectora de los nervios del cerebro, la médula espinal y los ojos. Varios estudios previos han diferenciado los microbiomas de pacientes con EM y sujetos sanos, pero, todos notaron diferentes anomalías, por lo que era imposible saber qué cambio, si es que hubo alguno, estaba impulsando la progresión de la enfermedad.
El estudio de Rutgers, que fue dirigido por el investigador asociado Sudhir Kumar Yadav, utilizó ratones diseñados con genes asociados con la EM para rastrear el vínculo entre las alteraciones en las bacterias intestinales y una condición similar a la EM llamada encefalomielitis autoinmune experimental (EAE).
A medida que estos ratones maduraron, y simultáneamente desarrollaron EAE y una afección inflamatoria intestinal llamada colitis, los investigadores observaron un mayor reclutamiento de células inflamatorias (neutrófilos) en el colon y la producción de una proteína antimicrobiana llamada lipocalina 2 (Lcn-2).
Posteriomente, el equipo del estudio buscó evidencia de que el mismo proceso ocurrió en personas con EM y encontró niveles significativamente elevados de Lcn-2 en las heces de los pacientes. Este marcador se correlacionó con una diversidad bacteriana reducida y niveles elevados de otros marcadores de inflamación intestinal. Además, las bacterias que parecen aliviar la enfermedad inflamatoria intestinal se redujeron en pacientes con EM con niveles más altos de Lcn-2 fecal.
El estudio sugiere que los niveles fecales de Lcn-2 pueden ser un marcador sensible para detectar cambios nocivos para la salud en el microbioma intestinal de los pacientes con EM. También proporciona evidencia adicional de que las dietas ricas en fibra, que reducen la inflamación intestinal, pueden ayudar a combatir la EM.
Rutgers está buscando probar esa hipótesis pronto. Suhayl Dhib-Jalbut, coautora principal del artículo y directora del departamento de neurología de la facultad de medicina, está reclutando pacientes con EM para un ensayo que determinará cómo sus microbiomas y sistemas inmunológicos se ven afectados por un suplemento rico en fibra desarrollado por Rutgers Microbiologist Liping Zhao.