MADRID, 7 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los adultos que caminan rápidamente, son moderadamente activos en su tiempo de ocio, beben con moderación, no fuman y evitan estar obesos tienen la mitad de riesgo de sufrir insuficiencia cardiaca que los adultos que no optimizan estos factores de riesgo modificables, según un estudio que analizó a casi 4.500 adultos durante dos décadas y cuyos resultados se publican este lunes en 'JACC: Heart Failure'.
ESTILO DE VIDA SALUDABLE
La insuficiencia cardiaca, un trastorno en el que el corazón deja de bombear tanta sangre como necesita el cuerpo, está aumentando en frecuencia en Estados Unidos y es la principal causa de hospitalización para las personas mayores de 65 años.
Los investigadores en este estudio, dirigido por Liana C. Del Gobbo, de la Escuela Friedman de Nutrición y Ciencias Políticas de la Universidad de Tufts, en Massachusetts, Estados Unidos, siguieron a 4.490 hombres y mujeres de 65 años o más que no tenían inicialmente signos de insuficiencia cardiaca durante un máximo de 21,5 años, siguiendo su dieta, hábitos, actividades de ocio, intensidad del ejercicio, consumo de alcohol, hábito de fumar, peso, altura, circunferencia de la cintura y la salud del corazón a través de cuestionarios y exámenes físicos a lo largo del tiempo de estudio.
Durante el análisis, se produjeron 1.380 casos de insuficiencia cardiaca ocurrieron. Los autores decetaron que los adultos que caminaban a un ritmo de 2 millas (3,2 kilómetros por hora) o más rápido tenían un menor riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca. Realizar actividades de ocio que queman más de 845 calorías o más a la semana, no fumar, consumir alcohol moderadadmente con una bebida o más a la semana pero no más de 1-2 bebidas/día y evitar la obesidad también se asociaron con tasas reducidas de insuficiencia cardiaca.
Los participantes que realizaban cuatro o más de los comportamientos saludables estudiados presentaban la mitad de probabilidades de sufrir insuficiencia cardiaca que aquellos con cero factores de riesgo bajo o uno. Los investigadores también analizaron cuatro patrones alimentarios diferentes, pero no encontraron ninguna relación entre los patrones dietéticos estudiados y la insuficiencia cardiaca. La intensidad del ejercicio no fue tan importante como el ritmo de la marcha y la actividad de ocio.
"Es alentador saber que los adultos mayores pueden hacer cambios simples para reducir su riesgo de insuficiencia cardiaca, como realizar actividad física moderada, no fumar y mantener un peso saludable. Aunque los patrones dietéticos no estaban relacionados con el riesgo de insuficiencia cardiaca en este estudio, llevar una dieta saludable es de importancia crítica para la prevención de otras enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y otras patologías crónicas", afirma la autora Liana Del Gobbo, investigadora de la Universidad de Tufts.