Comida, comiendo
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Actualizado: viernes, 25 agosto 2017 11:00

MADRID, 25 Ago. (EUROPA PRESS) -

Más de la mitad de los españoles está interesado en llevar una dieta saludable y la mayoría de las personas ha cambiado algún hábito en los dos últimos años con este objetivo, según los resultados de un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que sin embargo revela que sólo un tercio come realmente bien.

El trabajo, realizado a partir de una encuesta a 1.284 personas de 18 a 74 años, pretendía conocer si los hábitos alimenticios de la población están cambiando y cuáles son los motivos. Pero, según los autores, aunque la mayoría conoce la relación directa entre alimentación y salud, la dieta de no termina de ser todo lo saludable que debiera.

Así, han visto que en los últimos dos años más de la mitad (56%) de encuestados dice haber reducido el consumo de refrescos azucarados y algunos menos han bajado el ritmo en el consumo de bollería y alcohol, un 47 y 38 por ciento respectivamente.

De igual modo, uno de cada tres (30%) consume más fruta que hace dos años y un 31 por ciento ha aumentado también la ingesta de verduras y hortalizas.

La mayoría de estos cambios están motivados por un interés por prevenir problemas de salud, según los resultados del estudio estudio, aunque las dietas de pérdida de peso también suelen ser un motivo importante.

Pese a ello, la OCU ha elaborado un perfil nutricional de referencia para el estudio, definido por expertos en base a hábitos alimentarios y ejercicio físico, y se observa como sólo un 32 por ciento lleva una alimentación razonablemente sana, mientras que hasta un 19 por ciento se encuentra en la categoría de nutrición no saludable.

De hecho, pese a la tendencia hacia lo saludable, la encuesta de OCU también revela que el 6 por ciento de los españoles está consumiendo más dulces y bebidas que hace dos años, un 7 por ciento come menos fruta que entonces y un 5 por ciento ingiere menos verdura que antes de este periodo.

MOTIVOS PARA COMER PEOR

El motivo por el que este porcentaje de la población ha cambiado de forma negativa sus hábitos alimenticios se debe, al menos en parte, a una cuestión económica, según explica la OCU, ya que el pescado, la fruta y la verdura son los alimentos que más se reducen cuando hay que hacer recortes en la lista de la compra.

Otros de los pretextos y obstáculos para poner en práctica una alimentación más saludable suelen ser la ausencia de tiempo (43%), la falta de voluntad para resistirse a consumir alimentos no saludables (36%), la dificultad por cambiar los hábitos (20%) o que no tienen suficiente información sobre alimentación saludable (14%).

En cuanto a los alimentos consumidos, se mantiene la apuesta por una gastronomías tradicional, con un consumo mayoritario de aceite de oliva, el pan, el arroz o las legumbres.

Asimismo, se sigue consumiendo bastante pescado, tanto azul como blanco (en dos de cada tres casas se sirve al menos una vez a la semana una ración de cada), y la ingesta de carne es aún mayor: casi una cuarta parte de los encuestados come cerdo, ternera o cordero más de tres veces por semana.

Aun así, la encuesta detecta nuevas tendencias de consumo, como la ingesta de leche semidesnatada y desnatada (48%), que es mucho más frecuente que el de la entera (16%). De hecho, de todos los alimentos los lácteos son los que más han variado su presencia en la dieta en los dos últimos años, ya que hasta un 20 por ciento dice tomarlos menos que en el pasado.

INTOLERANCIAS REALES O FIGURADAS

Esto es, en muchos de los casos, por la cantidad de personas que se identifican como intolerantes a la lactosa o alérgicos a la leche. De hecho, hasta un 9 por ciento de los encuestados han llegado a la conclusión de que sufren una intolerancia sin pasar por consulta alguna.

El caso de la intolerancia al gluten, real o figurada, es otra de las tendencias más llamativas, y hasta un 10 por ciento de los encuestados prefiere consumir productos que no lo contengan, a pesar de que "los alimentos sin gluten sólo están recomendados para quienes sean realmente intolerantes a esta proteína", ha aclarado la OCU.

Además de la propia alimentación, el gusto, el marco cultural o las costumbres también juegan un papel determinante en la dieta. Así, el 46 por ciento de los encuestados cree que los productos orgánicos son más sanos que los no orgánicos, cuando esta afirmación no tiene ningún claro respaldo científico.

Por el contrario, la idea de que los cereales integrales son más saludables que los convencionales tiene menos adeptos (41%), a pesar de que es indiscutible que tengan más nutrientes.

Y pese a que los nutricionistas aconsejan no hacerlo, el 72 por ciento come mientras ve la televisión y el 9 por ciento lo hace con el móvil o la tableta sobre la mesa.