MADRID, 8 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Búfalo (Estados Unidos) han analizado una muestra de 286 estudiantes universitarios estadounidenses para comprender mejor cómo el consumo de alcohol afecta a lo que comen, tanto esa noche como su primera comida al día siguiente, cuando, "con toda probabilidad, tienen resaca".
Así, hallaron evidencias de lo que conocen como 'drunchies', las personas que, durante o después de una noche de consumo excesivo de alcohol, sienten el deseo de comer alimentos salados, grasos e insalubres.
"No debería sorprendernos que no estén tomando batidos de frutas y naranjas frescas a las 4 de la mañana. Dada la epidemia de obesidad y las tasas de consumo de alcohol en los campus universitarios, debemos ser conscientes no solo del efecto negativo del consumo de alcohol, sino también del impacto que tiene en lo que las personas comen mientras beben", señala Jessica Kruger, una de las principales investigadoras del estudio, publicado en la revista 'Californian Journal of Health Promotion'.
La doctora señala que la investigación sobre los efectos del consumo de alcohol en la dieta es "escasa", y advierte de que comer más alimentos poco saludables después del consumo de alcohol es un comportamiento que, a menudo, "se pasa por alto en la investigación tradicional sobre la adicción".
La inspiración para el estudio provino, según explica, de un anuncio que ella y algunos de los coautores de este estudio vieron en un periódico universitario. "Decía: '¿Tienes perritos?' y tenía anuncios de pizza, tacos y otros sitios de comida rápida que estaban abiertos hasta tarde después de que se cerraran los bares", explica.
"Con el 65 por ciento de los estudiantes universitarios estadounidenses que regularmente bebe alcohol, es importante estudiar cómo el consumo de alcohol afecta la dieta, especialmente en las instalaciones universitarias, que suelen tener una gran cantidad de opciones de comida rápida no saludables cerca", comenta.
EL ESTUDIO
El primer estudio de los investigadores se centró en lo que las personas comían mientras bebían alcohol. Ahora, también han explorado lo que comen de resaca. Se solicitó a los participantes que completaran una encuesta 'on line' anónima, que comenzó con preguntas generales sobre la dieta, como '¿Qué es lo que normalmente come en su primera comida del día?' y '¿Con qué frecuencia comes algo antes de ir a la cama?'.
Más adelante en la encuesta, se les preguntó con qué frecuencia comían algo antes de acostarse en las noches en las que bebían alcohol y qué comían exactamente. También se les cuestionó qué consumían en su primera comida el día después de una noche de borrachera.
Los investigadores descubrieron que beber influía en los comportamientos dietéticos de los participantes antes de acostarse. "Todos los bebedores de alcohol eran más propensos a comer algo antes de acostarse después de beber alcohol", recoge los científicos en su investigación.
Específicamente, eran más propensos a optar por bocadillos y pizzas. Los alimentos saludables, como las verduras, no les resultaban tan atractivos. "Particularmente preocupante es el hecho de que los participantes no informaron beber más agua u otras bebidas no alcohólicas antes de acostarse. Eso exacerba la deshidratación, lo que puede conducir a elecciones de alimentos no saludables", aseguran.
Al día siguiente de beber, los patrones dietéticos de los participantes variaron desde la noche anterior. Era menos probable que se saltaran comidas la mañana después de una noche de bebida, en comparación con una mañana típica. Favorecieron los alimentos como la pizza o los tacos sobre la leche y los productos lácteos y cereales, "muy probablemente debido a los llamados remedios para la resaca, que se transmiten a los estudiantes y que implican comer alimentos que 'absorben' el alcohol".
"Disipar estos mitos es una forma de promover una dieta saludable. incluso después de una noche de borracheras", advierte Kruger, quien da una posible razón de lo que ocurre en el cuerpo de los 'drunchies' durante y después de beber mucho alcohol. "Creemos que después de beber alcohol, la cantidad de glucosa en sangre en el cuerpo puede subir y bajar, lo que estimula al cerebro a sentir hambre", concluye.