MADRID, 18 Dic. (EUROPA PRESS) -
Dormir poco durante la noche puede aumentar las ganas de comida basura, según ha demostrado un estudio en hombres jóvenes con peso saludable que ha sido publicado en la revista 'JNeurosci', y que ha sido realizado por investigadores de la University Medical Center Hamburg-Eppendorf (Alemania).
La pérdida de sueño se asocia con un mayor riesgo de obesidad, como lo demuestran las correlaciones entre la duración del sueño y el cambio en el índice de masa corporal. Mientras que estudios previos vincularon este aumento de peso con parámetros endocrinos perturbados después de la privación o restricción del sueño, los estudios de neuroimagen revelaron un procesamiento neural regulado al alza de las recompensas de los alimentos después de la pérdida de sueño en áreas de procesamiento de recompensas como la corteza cingulada anterior, el estriado ventral y la ínsula.
Ahora, sobre la base de los conocimientos de la economía del comportamiento y la endocrinología, la científica Julia Rihm y sus colegas se dispusieron a desentrañar la contribución entre los procesos de toma de decisiones, las hormonas y las elecciones de alimentos después de la privación del sueño. Los participantes visitaron su laboratorio para una cena estandarizada en dos noches separadas.
En cada visita se les indicó que regresaran a casa después de la comida para dormir normalmente o que pasaran la noche en el laboratorio, donde los mantendrían despiertos. Su deseo por los bocadillos, la actividad cerebral y los niveles hormonales se evaluaron a la mañana siguiente después de cada noche de sueño o de privación total del sueño.
Los investigadores hallaron que la pérdida de sueño aumentaba el valor subjetivo de los alimentos, en comparación con los productos no alimentarios, independientemente de los efectos hormonales. Sus resultados de neuroimagen revelaron una mayor actividad en un circuito que involucra a la amígdala y al hipotálamo después de la privación del sueño. Estos datos sugieren una forma en que la falta de sueño puede promover el exceso de comida y el riesgo de obesidad.