MADRID, 24 May. (EUROPA PRESS) -
"Estudios previos han demostrado que los cambios en la dieta, particularmente la adición de antioxidantes, pueden contrarrestar los efectos adversos de la exposición a altos niveles de contaminación atmosférica en periodos cortos de tiempo --afirma Chris C. Lim, estudiante de doctorado en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York (NYU), Estados Unidos--. Lo que no sabíamos es si la dieta puede influir en la asociación entre la exposición a la contaminación atmosférica a largo plazo y los efectos en la salud".
Rica en antioxidantes, la dieta mediterránea favorece el consumo de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, aceites de oliva, pescado y aves de corral sobre la carne roja y los alimentos procesados. Los antioxidantes son moléculas que desarman moléculas oxidadas y altamente reactivas, o radicales libres, que se sabe que causan daño celular y tisular.
Los científicos analizaron datos del Estudio de Dieta y Salud de la Asociación Estadounidense de Jubilados (AARP, por sus siglas en inglés) de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) estadounidenses. Durante 17 años, el estudio siguió a 548.699 personas (con un promedio de edad de 62 años en la inscripción) de seis estados: California, Carolina del Norte, Nueva Jersey, Florida, Louisiana y Pensilvania, y dos ciudades: Atlanta y Detroit. Durante ese tiempo, murieron 126.835 personas en el grupo de estudio.
Los científicos crearon cinco grupos de participantes en función de su nivel de adherencia a una dieta mediterránea y relacionaron a los participantes con las estimaciones de exposición a largo plazo a partículas finas (PM2.5), óxido nitroso (NO2) y ozono (O3) según la información del censo.
Al comparar a los menos y más se adhirieron a una dieta mediterránea, el estudio encontró que las muertes por todas las causas aumentaron en un 5 por ciento por cada 10 partes por mil millones (ppb) de aumento en la exposición promedio al NO2 a largo plazo en los menos adherentes, en comparación con el 2 por ciento entre los que más se adhirieron.
CONTENCIÓN DE LAS MUERTES POR ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES
Las muertes por enfermedades cardiovasculares subieron en un 17 por ciento por cada 10 microgramos por metro cúbico (microgramo/m3) de aumento en la exposición promedio a largo plazo de PM2.5 en los que menos siguieron la dieta mediterránea, en comparación con el 5 por ciento entre los que más se adhirieron a esta alimentación. Las muertes por enfermedades cardiovasculares aumentaron un 10 por ciento por cada aumento de 10 ppb en NO2 de exposición en los que menos se adhirieron frente al 2 por ciento entre los que más siguieron esta dieta.
Las muertes por ataque cardiaco crecieron un 20 por ciento por cada aumento de 10 microgramos/m3 en la exposición a PM2.5 en los menos adherentes versus al 5 por ciento entre los más adherentes. Las muertes por ataque cardiaco subieron en un 12 por ciento por cada aumento de ppb en la exposición al NO2 en los menos adherentes, en comparación con el 4 por ciento entre los más adherentes.
Sin embargo, la adherencia a la dieta mediterránea no pareció proteger de los efectos nocivos de la exposición prolongada al O3. La dieta no redujo las muertes por todas las causas, ataque cardiaco u otras enfermedades cardiovasculares asociadas con la exposición al O3.
"Teniendo en cuenta los beneficios que encontramos de una dieta alta en antioxidantes, nuestros resultados son consistentes con la hipótesis de que la contaminación del aire de partículas causada por la combustión de combustibles fósiles afecta negativamente a la salud al inducir el estrés oxidativo y la inflamación", dice el autor principal del estudio, George Thurston, director del Programa de Evaluación de la Exposición y Efectos de la Salud Humana en el Departamento de Medicina Ambiental de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York (NYU).
Y añade: "Por otro lado, el efecto del ozono no se atenuó significativamente con una dieta mediterránea, por lo que el ozono aparentemente afecta a la salud cardiaca a través de un mecanismo diferente".
Con alrededor de un cuarto de la población de estudio que vivía donde los niveles de contaminación atmosférica eran 10 microg/m3 o más por encima de la exposición más baja, subraya, "la adopción de una dieta mediterránea tiene el potencial de reducir los efectos de la contaminación atmosférica en la población en Estados Unidos".
Las limitaciones del estudio incluyen solo tener información dietética desde el momento en que los participantes se inscribieron en el estudio y que en el análisis participó un porcentaje más alto de estadounidenses blancos y con elevados niveles de estudio que los que están representados en la población de Estados Unidos en general.