MADRID, 25 Nov. (EUROPA PRESS) -
Conocer los polimorfismos genéticos de una persona puede llevar a adaptar el consejo nutricional y de ejercicio físico a la genética personal y predecir el éxito de una posible intervención dietética, según la nutricionista y doctora en Farmacia, Amil López Viéitez
Es lo que se conoce como la dieta epigenética, esto es, aquella que compensa la predisposición de los genes a engordar, al envejecimiento prematuro y/o a padecer cualquier patología asociada a los mismos.
Como explica la nutricionista "existen patologías monogénicas que son controladas por sólo un gen, por lo que el tratamiento es sencillo, como la celiaquía, la intolerancia a la lactosa, o la hipercolesterolemia familiar".
Pero son las patologías poligénicas, es decir, las que implican a muchos genes, las que son más difíciles de tratar, por lo que "el esfuerzo debe hacerse en la prevención". Ejemplos de estas patologías son la obesidad, la diabetes tipo 2, la enfermedad cardiovascular, la hipertensión, osteoporosis, enfermedades neurodegenerativas, cáncer".
A la hora de prevenir estas enfermedades, continúa López Viéitez, hay que intervenir sobre factores como el estilo de vida, la dieta, el ejercicio físico o la calidad del sueño, que tienen la capacidad de "apagar" estos genes causantes de la patología.
Los cambios epigenéticos del ADN son heredables, pero también reversibles. Por lo que, por una parte, el ambiente y el estilo de vida son capaces de modular la expresión génica para mejorar la salud; y, por otra parte, sabiendo la predisposición genética a engordar, a tener colesterol o un mayor apetito por dulce o hambre emocional, se puede mejorar el presente y el futuro con una intervención nutricional personalizada.