MADRID 15 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un ensayo controlado aleatorizado de más de 100 personas con diabetes de tipo 2 descubrió que una dieta baja en carbohidratos, alta en grasas y sin restricción calórica ayudaba a los pacientes a conseguir una mejor pérdida de peso y un mejor control de la glucosa durante una intervención de 6 meses en comparación con una dieta alta en carbohidratos y baja en grasas.
Los cambios no se mantuvieron 3 meses después de la intervención, lo que sugiere la necesidad de cambios dietéticos a largo plazo para mantener beneficios significativos para la salud, según publican en la revista 'Annals of Internal Medicine'.
Más de 480 millones de personas padecen diabetes de tipo 2 en todo el mundo. Más de la mitad de los diabéticos padecen también hígado graso no alcohólico (HGNA), que puede evolucionar a cirrosis y afectar a la función hepática. Estudios previos sugieren que la pérdida de peso mejora tanto el control de la diabetes como el de HGNA, y que la restricción de la ingesta de carbohidratos mejora el control de los niveles de azúcar en sangre.
Investigadores de la Universidad del Sur de Dinamarca asignaron aleatoriamente a 165 personas con diabetes de tipo 2 a una dieta LCHF (baja en carbohidratos y alta en grasas, por sus siglas en inglés) o a una dieta HCLF (alta en carbohidratos y baja en grasas). Se pidió a los participantes de ambos grupos que ingirieran el mismo número de calorías igual a su gasto energético.
A los participantes en la dieta baja en carbohidratos se les pidió que no ingirieran más del 20% de sus calorías procedentes de carbohidratos, pero podían obtener entre el 50 y el 60% de sus calorías de grasas y entre el 20 y el 30% de proteínas. A los pacientes de la dieta baja en grasas se les pidió que consumieran aproximadamente la mitad de sus calorías en hidratos de carbono y el resto se repartiera equitativamente entre grasas y proteínas.
Los autores descubrieron que las personas que seguían la dieta baja en carbohidratos reducían la hemoglobina A1c un 0,59% más que los que seguían la dieta baja en grasas, y también perdían 3,8 kg más de peso en comparación con los del grupo bajo en grasas. Los que siguieron una dieta baja en carbohidratos también perdieron más grasa corporal y redujeron el perímetro de su cintura.
A los 6 meses, ambos grupos presentaban niveles más altos de colesterol de lipoproteínas de alta densidad y niveles más bajos de triglicéridos. Sin embargo, los cambios no se mantuvieron 3 meses después de la intervención, lo que sugiere que los cambios dietéticos deben mantenerse a largo plazo para mantener los efectos.
El hígado no se vio afectado por el elevado consumo de grasas en el grupo bajo en carbohidratos. Los investigadores no hallaron diferencias en la cantidad de grasa hepática ni en la inflamación entre los dos grupos.