La dieta alta en grasas en el embarazo protege del Alzheimer a los hijos (en ratones)

Embarazada comiendo en un parque
Embarazada comiendo en un parque - FLICKR/ED YOURDIN - Archivo
Publicado: martes, 27 agosto 2019 8:24

MADRID, 27 Ago. (EUROPA PRESS) -

Investigadores de la Facultad de Medicina Lewis Katz de la Universidad de Temple, en Estados Unidos, han demostrado por primera vez en animales que el alto consumo de grasa materna durante la gestación protege a la descendencia contra los cambios en el cerebro para prevenir, según publican la enfermedad de Alzheimer, en la revista 'Molecular Psychiatry'.

"Se sabe que las personas cuyas madres desarrollan la enfermedad de Alzheimer después de los 65 años tienen un mayor riesgo de desarrollar también la enfermedad alrededor de la misma edad", apunta el investigador principal Domenico Pratic, presidente de la Fundación Scott Richards North Star para la Investigación del Alzheimer, profesor en los Departamentos de Farmacología y Microbiología y Director del Centro de Alzheimer en la Escuela de Medicina Lewis Katz de Temple.

Los factores genéticos transmitidos por las madres a sus hijos parecen ser una explicación obvia detrás de este fenómeno, pero hasta ahora no se han identificado genes que puedan explicar la transmisión materna de la enfermedad de Alzheimer.

Este hecho sugiere que los factores ambientales, como el estilo de vida y la dieta, adoptados durante el período de gestación, un momento en el que la madre y el bebé están en estrecha interacción, podrían influir significativamente en el riesgo de la descendencia de desarrollar la enfermedad más adelante en la vida.

La dieta es de particular interés como factor de riesgo, especialmente una dieta rica en grasas animales y colesterol. Se ha demostrado previamente que la ingesta alta en grasas en ratones jóvenes/adultos exacerba directamente los tipos de cambios en la función cerebral que en última instancia pueden contribuir a la enfermedad de Alzheimer.

Para comprender mejor la relación única entre la enfermedad de Alzheimer materna y el riesgo en su descendencia, el doctor Pratic y sus colegas analizaron la ingesta materna de grasa específicamente durante el período de gestación en ratones diseñados para desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

Las ratas preñadas fueron alimentadas con una dieta alta en grasas desde el principio hasta el final de la gestación. En el momento en que nacieron las crías, las madres cambiaron a una dieta normal, que se mantuvo durante el período de lactancia. La descendencia de estas madres siempre se mantuvo con la misma dieta regular o estándar durante toda su vida.

A los 11 meses de edad, la descendencia se sometió a pruebas de comportamiento para evaluar la capacidad de aprendizaje y la memoria. "Sorprendentemente, descubrimos que los animales de madres alimentadas con una dieta alta en grasas durante la gestación tenían mejores habilidades de aprendizaje y memoria que sus contrapartes nacidas de madres alimentadas con una dieta regular durante la gestación", destaca el doctor Pratic.

Las mejoras observadas en la memoria y el aprendizaje se asociaron con el mantenimiento de una buena integridad sináptica. De hecho, las crías de madres expuestas a una dieta alta en grasas tuvieron una mejora significativa de la función de sinapsis en comparación con las crías de madres que siguieron una dieta regular. Las sinapsis, los lugares donde las neuronas se unen para transmitir información, juegan un papel vital en el aprendizaje y la formación de la memoria.

Además, en comparación con los animales nacidos de madres alimentadas con una dieta normal, los descendientes de madres con una dieta alta en grasas tenían niveles más bajos de beta amiloide, una proteína anormal que se acumula en las neuronas, lo que contribuye a la disfunción de las células nerviosas y eventualmente a alteraciones significativas en memoria y aprendizaje.

Cuando el equipo buscó posibles mecanismos responsables del efecto beneficioso, descubrieron que los descendientes de madres alimentadas con una dieta alta en grasas presentaban niveles reducidos de tres genes importantes involucrados en la enfermedad de Alzheimer: beta-secretasa, tau y el gen patológico regulador de tau CDK5.

El equipo del doctor Pratic descubrió que ya en las primeras etapas de desarrollo, los tres genes se desactivaron efectivamente en la descendencia porque la dieta alta en grasas había aumentado la actividad de una proteína llamada FOXP2. Demostraron que la actividad represiva de FOXP2 en estos genes protegía en última instancia a la descendencia de la disminución posterior de la función cerebral y el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.

"Nuestros hallazgos sugieren que, para ser efectiva, la prevención de la enfermedad de Alzheimer probablemente deba comenzar muy temprano en la vida, durante la gestación --sugiere el doctor--. La dieta en esta etapa específica de la vida puede tener impactos críticos, pero subestimados, a largo plazo en la salud del cerebro".

El doctor Pratic y sus colegas planean comparar los efectos de una dieta alta en grasas con los de otras dietas, incluidas las dietas altas en azúcar y proteínas y las dietas que se asemejan a la dieta mediterránea en humanos. "También queremos ver si nuestros hallazgos se pueden replicar en animales de tipo salvaje", señala el doctor.

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