Diabetes tipo 1: la leche de vaca aumenta el riesgo, la lactancia lo reduce

Archivo - Mother breast feeding baby
Archivo - Mother breast feeding baby - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / EVGENY ATAMANENKO
Publicado: miércoles, 29 septiembre 2021 8:04

MADRID, 29 Sep. (EUROPA PRESS) -

La lactancia materna está asociada a un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 1 (T1D), según una nueva investigación presentada en la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD). Sin embargo, beber más de dos o tres vasos de leche de vaca al día durante la infancia se relaciona con mayores probabilidades de desarrollar T1D.

En la T1D, el sistema inmunitario ataca y destruye las células productoras de insulina del páncreas. Esto impide que el cuerpo produzca suficiente hormona para regular adecuadamente los niveles de azúcar en sangre.

Se desconoce lo que desencadena el ataque del sistema inmunitario, pero se cree que es una combinación de predisposición genética y un desencadenante ambiental, como un virus o un alimento. En algunos casos, la enfermedad puede desarrollarse en personas sin predisposición genética.

La incidencia de la T1D, la forma más común de diabetes en los niños, está aumentando en todo el mundo. Se calcula que el número de diagnósticos en jóvenes aumenta un 3,4% anual en Europa y un 1,9% en Estados Unidos.

"La diabetes de tipo 1 es una enfermedad grave que requiere tratamiento de por vida --afirma Anna-Maria Lampousi, del Instituto de Medicina Ambiental del Karolinska Institutet de Estocolmo (Suecia), que dirigió la investigación--. Con el tiempo, los niveles altos de azúcar en sangre pueden dañar el corazón, los ojos, los pies y los riñones, y pueden acortar la esperanza de vida".

"Conocer mejor las causas es fundamental para prevenir la diabetes de tipo 1 y sus complicaciones --añade--. La identificación de los alimentos y otros desencadenantes ambientales que pueden modificarse sería especialmente valiosa".

Numerosos alimentos se han relacionado con la autoinmunidad de los islotes -el ataque a las células productoras de insulina- y la T1D, pero ninguna de las asociaciones se ha establecido firmemente y la existencia de un vínculo sigue siendo controvertida.

En el primer estudio de este tipo, Lampousi y sus colegas del Instituto Karolinska llevaron a cabo una revisión sistemática y un meta-análisis de la investigación existente para identificar qué alimentos se han vinculado sistemáticamente con la T1D.

Se realizaron búsquedas en las bases de datos Medline, Embase y Cochrane Library desde la formación hasta octubre de 2020, en busca de estudios sobre la dieta, la T1D y la autoinmunidad de los islotes.

De los 5.935 estudios identificados, 152 fueron elegibles para su inclusión. El análisis produjo estimaciones de cuánto aumentaban o reducían el riesgo de desarrollar T1D 27 componentes de la dieta. Esto incluía los alimentos consumidos por la madre durante el embarazo y los alimentos consumidos en la infancia y la niñez, así como la lactancia materna.

Los bebés que fueron amamantados durante más tiempo y los que fueron amamantados de forma exclusiva tenían menos probabilidades de desarrollar una T1D.

Los que fueron amamantados durante al menos 6-12 meses tenían menos de la mitad de probabilidades (61% menos) de desarrollar una T1D que los que fueron amamantados durante menos tiempo. Los que sólo recibieron leche materna durante los primeros 2-3 meses tenían un 31% menos de probabilidades de desarrollar la enfermedad que los que no fueron amamantados exclusivamente.

Los investigadores afirman que la lactancia materna favorece la maduración del sistema inmunitario del bebé. Además, la leche materna mejora la microbiota intestinal del bebé, es decir, las bacterias, hongos y otros microorganismos que viven en el tracto digestivo y ayudan a regular el sistema inmunitario.

Un mayor consumo de leche de vaca y de productos lácteos como la mantequilla, el queso, el yogur y el helado durante la infancia (menos de 15 años) se asoció a un mayor riesgo de autoinmunidad de los islotes y de T1D.

Por ejemplo, los que bebían al menos dos o tres vasos de leche de vaca (un vaso = unos 200 ml) al día tenían un 78% más de probabilidades de desarrollar una T1D que los que consumían menos de esta cantidad de leche.

No se sabe a qué se debe esta asociación, pero algunas investigaciones han sugerido que los aminoácidos (los componentes básicos de las proteínas) de la leche de vaca pueden desencadenar el ataque del sistema inmunitario a las células productoras de insulina del páncreas.

La introducción temprana de la leche de vaca en la dieta también se asoció a un mayor riesgo de T1D. Los que empezaron a tomar leche de vaca a los dos o tres meses tenían un 31% menos de probabilidades de desarrollar una T1D que los que empezaron a consumirla antes.

La introducción posterior del gluten en la dieta redujo a más de la mitad las probabilidades de desarrollar una T1D. Los niños que empezaron a consumir alimentos con gluten, como cereales, pan, bollería, galletas y pasta, entre los 3 y los 6 meses de edad tenían un 54% menos de probabilidades de desarrollar una T1D que los que empezaron a consumirlos antes.

Esperar hasta que el niño tuviera entre cuatro y seis meses para introducir la fruta en su dieta se asoció con una reducción del 53% en su probabilidad de desarrollar T1D.

Los autores del estudio afirman que no está claro si retrasar la introducción de estos alimentos protege directamente contra la T1D o si los niños se benefician de una lactancia materna más prolongada.

La edad de introducción de la leche de fórmula, la carne y las verduras no se relacionó con el riesgo de T1D. Tampoco se observó ninguna relación entre la ingesta de gluten y vitamina D por parte de la madre durante el embarazo y las probabilidades de que su hijo padezca la enfermedad.

Lampousi concluye que "la dieta en la infancia y la niñez puede influir en el riesgo de diabetes tipo 1. Los resultados más contundentes se refieren a los efectos beneficiosos de la lactancia materna y a los efectos perjudiciales de la introducción temprana de la leche de vaca, el gluten y la fruta".

"Sin embargo --continúa--, la mayor parte de las pruebas obtenidas hasta la fecha son de calidad limitada y es necesario realizar más investigaciones de alta calidad antes de poder hacer recomendaciones dietéticas específicas".