MADRID, 22 Jun. (EUROPA PRESS) -
El estilo de vida actual de las personas se ha vuelto más exigente y más irregular, de forma que los patrones de consumo de alimentos ha cambiado notablemente en las últimas décadas: se omiten más comidas, se consumen fuera del hogar familiar, de camino a algún sitio, más tarde en el día, de un modo más irregular, la cena parece la comida o, incluso, la comida se produce a la hora de la merienda.
¿Son buenos estos cambios? Por muy bien que comamos, ¿hasta qué punto puede perjudicar a nuestro organismo no tener horarios de comidas o saltarnos una de ellas? ¿Tener un horario para nutrir a nuestro organismo es tan importante como una alimentación sana?
Estas son algunas de las dudas que pretenden responder investigadores del King College de Londres, la Universidad de Newcastle, Universidad de Surrey y del Centro de Investigación Nestlé, que han realizado una revisión de investigaciones sobre el efecto de los patrones de alimentación en la salud.
Hasta ahora los pocos estudios disponibles sugieren que el consumo de comida forma irregular está vinculado a un mayor riesgo de síndrome metabólico (hipertensión arterial, diabetes tipo 2 y obesidad).
La limitada evidencia pone de manifiesto la necesidad de realizar análisis de mayor escala para entender mejor el impacto de la crono-nutrición (la alimentación en función de los ritmos por los que se rigen los humanos) en la salud pública, argumentan los autores de dos nuevos documentos, en particular con el aumento de los trabajadores por turnos y el 'jetlag social'", con muchas personas que viven según los relojes de los factores sociales en lugar de los relojes internos del cuerpo.
Dos artículos publicados en 'Proceedings of the Nutrition Society' exploran las implicaciones para la salud de diferentes hábitos alimenticios, revisando la evidencia de una serie de estudios sobre la dieta, así como las diferencias globales en los hábitos alimentarios.
Comer de manera irregular puede afectar a nuestro reloj interno del cuerpo o "ritmos circadianos", que normalmente siguen un ciclo de 24 horas. Muchos procesos metabólicos relacionados nutricionalmente en el cuerpo siguen un patrón circadiano, como el apetito, la digestión y el metabolismo de la grasa, el colesterol y glucosa.
La ingesta de alimentos puede influir en los relojes internos de los seres humanos, sobre todo en órganos como el hígado y el intestino, mientras que nuestro reloj central también está regulado por el ciclo luz/oscuridad que a su vez puede afectar a la ingesta de alimentos. La crono-nutrición implica estudiar el impacto de la nutrición en los procesos metabólicos y cómo estos pueden ser influenciados por y alterar los patrones circadianos a través de la regularidad, la frecuencia y la hora de la ingesta de nutrientes.
Numerosos estudios han demostrado que las personas que trabajan por turnos tienen un mayor riesgo de una serie de enfermedades incluyendo el cáncer, la enfermedad cardiovascular y el síndrome metabólico. En el caso del trabajo por turnos, los cambios en los hábitos alimentarios son, por tanto, un aspecto importante a considerar en la investigación acerca de sus efectos sobre la salud.
El 'jetlag social' se estima que afecta a más del 80 por ciento de la población general en Europa central, especialmente las personas que viven en zonas urbanas. Esta discrepancia entre el reloj interno del cuerpo y el reloj social se ha relacionado con un mayor riesgo de patologías como la obesidad y el síndrome metabólico, mientras que periodos más cortos de sueño se han relacionado con aumento de peso.
El consumo de comidas pequeñas pero frecuentes para regular el apetito y el peso es un concepto que se ha adoptado en muchas dietas de moda, sin embargo, algunos trabajos han demostrado que un mayor número de comidas diarias se asocia con un mayor riesgo de obesidad y, por lo tanto, se podría argumentar que se deben consumir menos comidas por día, escriben los autores. Sin embargo, sin una reducción en el consumo de calorías, es menos probable que menos comidas brinden mayores beneficios para la salud.
Por otra parte, cuando se estudia el impacto de los patrones de comida irregulares, también es importante tener en cuenta lo que la gente come. Algunas investigaciones han encontrado una relación entre la regularidad con la que las personas comen y lo que optan por comer, por ejemplo, con la elección de alimentos pobres vinculada a saltarse el desayuno.
LAS COMIDAS FAMILIARES, VINCULADAS A HÁBITOS SALUDABLES
Junto con el estudio del impacto de qué y cuándo comemos, también hay que tener en cuenta 'con quién comemos', dicen los autores, que apuntan a la evidencia de que las comidas familiares regulares contribuyen a hábitos alimenticios saludables en niños y adolescentes.
A nivel mundial, los patrones de alimentación varían ampliamente de acuerdo con los estudios revisados por los autores. El hecho de que la comida es la comida más importante del día es característico en Francia y la región mediterránea, y refleja las creencias de la importancia de una alimentación placentera y social. En consecuencia, los franceses tienden a comer juntos como una familia con más regularidad y seguir un patrón regular de tres comidas al día.
Por el contrario, en el centro de Inglaterra, las preferencias individuales y la conveniencia dictan la elección de alimentos, lo que se traduce en un mayor consumo de productos preparados y comida para llevar, saltarse más comidas y consumir aperitivos ricos en calorías, como las patatas fritas.
En Reino Unido y Estados Unidos, la proporción de consumo de energía aumenta de forma gradual a lo largo del día, con el desayuno aportando la menor proporción de energía y la cena, la cantidad más grande. Un cambio hacia una mayor ingesta de energía en la comida de la noche ha sido detectado en Francia en las últimas décadas debido a los cambios en los patrones de trabajo, aunque los patrones alimentarios franceses aún no están a la par con los observados en Inglaterra.
Un ensayo clínico reciente demostró una mayor pérdida de peso y mejora en los niveles de azúcar en sangre en las mujeres con sobrepeso y obesas que comieron más calorías por la mañana que por la tarde. Otros análisis señalan que la ingesta de calorías por la tarde puede afectar al índice de masa corporal (IMC) de manera diferente en función de si las personas son consumidoras regulares o irregulares de desayuno.
La mayoría de las directrices dietéticas nacionales se centran en "qué" se debe comer en términos de alimentos y nutrientes, con sólo unas pocas que también proporciona recomendaciones sobre "cuándo" se debe comer durante el transcurso de un día. Los autores de este trabajo consideran que se necesita investigación adicional para dar forma a las futuras directrices dietéticas.
La doctora Gerda Pot, profesora invitada en la División de Ciencias de la Nutrición en la Diabetes y en el Kings College de Londres, en Reino Unido, dice: "Parece que hay algo de verdad en el dicho 'desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo'. Sin embargo, esta idea requiere investigación adicional".
"Aunque entendemos hoy mucho mejor qué deberíamos comer, todavía nos quedamos con la pregunta de qué comida debe proporcionarnos la mayor cantidad de energía. A pesar de que la evidencia sugiere que el consumo de más calorías por la noche se asocia con la obesidad, aún estamos lejos de entender si nuestro consumo de energía debe ser distribuido equitativamente en el día o si el desayuno debe aportar la mayor proporción de la energía, seguido del almuerzo y la cena", agrega.