MADRID, 13 Jun. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad Técnica de Múnich (Alemania) han realizado una revisión científica que ha identificado cuáles son las medidas preventivas más eficaces para reducir el consumo de bebidas azucaradas como los refrescos.
Según sus hallazgos, publicados en la base de datos 'Cochrane Database of Systematic Reviews', las mejores prácticas serían: uso de etiquetas fáciles de entender; aumento de precio de refrescos en restaurantes, tiendas y complejos de ocio; restricciones en la disponibilidad de refrescos en las escuelas; menús infantiles con bebidas más saludables por defecto; colocación más favorable y mejor comercialización de bebidas más saludables en los supermercados; y campañas de salud centradas en los efectos nocivos de los refrescos.
El aumento del consumo de las bebidas azucaradas se considera uno de los principales factores que impulsan la epidemia mundial de obesidad, y se ha relacionado con un mayor riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares y caries dental. Sus efectos negativos han llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a hacer un llamamiento a los políticos, a los líderes empresariales y a la sociedad en su conjunto para que diseñen y pongan en práctica formas eficaces de desintoxicar a los consumidores de su predilección por las bebidas no alcohólicas y para que apoyen la elección de otras más saludables.
Ante esta situación, los investigadores analizaron más de 10,000 informes de investigación publicados e identificaron 58 estudios que cumplían con los criterios de calidad predefinidos. Estas investigaciones se basaron en el trabajo realizado en 14 países diferentes e involucraron a más de un millón de participantes: niños, adolescentes y adultos.
"Los resultados de esta revisión son de relevancia inmediata para los políticos. Nuestra revisión muestra que los sistemas que utilizan el código de colores de semáforo son particularmente efectivos. Además, las principales asociaciones médicas han argumentado durante mucho tiempo que los refrescos no deberían estar disponibles en las escuelas. Desafortunadamente, todavía estamos muy lejos de lograr este objetivo", comenta el autor principal del trabajo, Peter von Philipsborn.