MADRID 25 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los investigadores han descubierto que el mejor momento para consumir proteínas que ayuden a construir y fortalecer los músculos es durante el desayuno, según un estudio que publican en la revista 'Cell Reports'.
Las proteínas constituyen un componente dietético esencial que ayuda al crecimiento y la reparación del organismo. Compuestas por largas cadenas de aminoácidos, las proteínas promueven el crecimiento de los músculos esqueléticos, el grupo de músculos que nos ayudan a movernos. Los seres humanos son conscientes de los beneficios de las proteínas desde hace mucho tiempo.
Sin embargo, estudios recientes han demostrado que consumir la cantidad correcta de proteínas en el momento adecuado del día es esencial para un crecimiento adecuado. Esto se denomina "crononutrición", en la que el momento de comer es tan importante como el qué y el cómo.
El motivo es el reloj biológico interno del cuerpo, llamado "ritmo circadiano". Este ritmo es seguido por todas las células y controla funciones vitales como el metabolismo y el crecimiento. Curiosamente, se ha descubierto que la digestión y la absorción de proteínas fluctúan a lo largo del día y de la noche según este reloj.
Además, estudios anteriores han informado de que la ingesta de proteínas en el desayuno y el almuerzo favorece el crecimiento del músculo esquelético en los adultos. Sin embargo, los detalles sobre el efecto de la hora de la ingesta de proteínas en el crecimiento y la función del músculo han permanecido esquivos hasta la fecha.
Afortunadamente, investigadores de la Universidad de Waseda, en Japón, dirigidos por el profesor Shigenobu Shibata, se esforzaron recientemente por comprender el efecto de la distribución de la ingesta de proteínas a lo largo del día en los músculos. Alimentaron a ratones de laboratorio con dos comidas al día que contenían concentraciones de proteínas altas (11,5% en proporción) o bajas (8,5% en proporción).
Observaron que la ingesta de proteínas en el desayuno inducía un aumento del crecimiento muscular, determinado mediante la evaluación de la hipertrofia inducida del músculo plantar de la pierna, en comparación con los efectos de la ingesta de proteínas en la cena.
En concreto, la relación entre la hipertrofia muscular determinada frente al crecimiento del músculo de control fue un 17% mayor en los ratones alimentados con un 8,5% de proteínas en el desayuno, que en los alimentados con un 11,5% de proteínas en la cena, a pesar de que el primer grupo consumía una proporción baja de proteínas en general. También descubrieron que la ingesta de un tipo de proteína denominada BCCA, abreviatura de aminoácidos de cadena ramificada, a primera hora del día aumentaba específicamente el tamaño de los músculos esqueléticos.
Para confirmar la asociación de estos efectos con el funcionamiento del ritmo circadiano, los investigadores crearon ratones mutantes de cuerpo entero Clock19 o ratones específicos de músculo Bmal1 que carecían de los genes que controlan el reloj biológico. Repitieron los experimentos de distribución de la dieta en estos ratones pero no observaron un cambio muscular similar, lo que confirmó la implicación del ritmo circadiano en el crecimiento muscular en el contexto de la ingesta de proteínas.
El profesor Shibata subraya que "la dieta rica en proteínas en una fase temprana del periodo de actividad diaria, es decir, en el desayuno, es importante para mantener la salud del músculo esquelético y mejorar el volumen muscular y la fuerza de agarre".
Para comprobar si sus conclusiones eran aplicables a los seres humanos, el equipo reclutó a mujeres en su estudio y comprobó si su función muscular, determinada mediante la medición del índice muscular esquelético (IME) y la fuerza de agarre, variaba en función del momento en que se consumía la dieta rica en proteínas.
Sesenta mujeres de 65 años o más que tomaron proteínas en el desayuno en lugar de en la cena mostraron mejores funciones musculares, lo que sugiere la posibilidad de que los hallazgos sean ciertos en todas las especies. Además, los investigadores también encontraron una fuerte asociación entre el SMI y la proporción de la ingesta de proteínas en el desayuno en relación con la ingesta total de proteínas a lo largo del día.
El profesor Shibata confía en que los resultados de su estudio conduzcan a una modificación generalizada del régimen alimenticio actual de la mayoría de las personas de los países occidentales y asiáticos, que tradicionalmente consumen bajas cantidades de proteínas en el desayuno.
Por ello, subraya: "En los seres humanos, la ingesta de proteínas en el desayuno es, en general, de unos 15 gramos de media, lo que es inferior a lo que consumimos en la cena, que es de unos 28 gramos. Nuestros hallazgos apoyan firmemente el cambio de esta norma y el consumo de más proteínas en el desayuno o en la merienda de la mañana", asegura.