Contra las 'fake news' en alimentación y nutrición, educación y alfabetización alimentaria son la única arma

Archivo - Imagen de recurso de una mujer que lee los ingredientes de un producto.
Archivo - Imagen de recurso de una mujer que lee los ingredientes de un producto. - ILDAR ABULKHANOV/ ISTOCK - Archivo
Infosalus
Publicado: martes, 14 octubre 2025 12:33

MADRID 14 Oct. (EUROPA PRESS) -

La educación y la alfabetización alimentaria son las herramientas más eficaces para combatir las 'fakes news', por lo que dotar a los consumidores de capacidades para interpretar la información, reconocer sesgos y diferenciar ciencia de pseudociencia es clave para reducir la vulnerabilidad frente a los bulos.

Esta es una e las conclusiones principales del informe 'Salud, alimentación y fake news', que ha sido elaborado por la Oficina Alimentaria de LLYC en colaboración con Newtral. Así, para mejorar la educación alimentaria, el documento propone que la colaboración público-privada, apoyada en programas europeos y plataformas conjuntas, se perfila como un acelerador de confianza y de impacto positivo en la sociedad. Asimismo, el informe confirma que la consistencia en la información alimentaria es actualmente una condición indispensable para la salud pública y para la confianza del consumidor.

"Las noticias falsas, los bulos sobre alimentación están muy presentes en nuestra vida cotidiana, cuál es el contenido nutricional de los productos o cómo se elaboran. Son temas que hay que tratar con el máximo rigor para que los consumidores tomen decisiones responsables. La desinformación es ciertamente un riesgo, pero también es una oportunidad si somos capaces de explicar de forma sencilla estas cuestiones que tanto interesan al ciudadano. Lograremos así un efecto positivo", ha señalado el ministro Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, durante su intervención en la presentación a través de un vídeo.

En este contexto, el director de la Oficina Alimentaria de LLYC, Fernando Moraleda, ha recordado que, según La Estrategia Nacional de Alimentación, casi un tercio de las 'fakes news' tienen que ver con la alimentación: "Además, se difunden siete veces más rápido que las noticias reales", ha agregado.

"Las redes sociales han amplificado la velocidad, el alcance de mensajes emocionales, bulos que confunden al consumidor y erosionan la confianza en la industria. Afrontar este riesgo exige mecanismos de desmentido rápidos y creíbles, una mayor coordinación con los medios de comunicación y campañas educativas que refuercen la evidencia científica", ha ahondado Moraleda.

MEJORAR EL ETIQUETADO NUTRICIONAL

Para conseguir una comunicación más transparente, educativa y responsable, el informe propone un decálogo con principios clave. En este punto, el documento indica que el consumidor dispone de más información que nunca, pero de menos certezas. Según la OCU, el 45 por ciento de los españoles reconoce dificultades para interpretar el etiquetado nutricional; y apenas el 48 por ciento de los europeos confía en que los fabricantes ofrecen información justa y honesta, de acuerdo con el Food Trust Report 2023 de EIT Food.

"En el caso de 'Nutri-Score', no tiene en cuenta todos los componentes de los alimentos, como ocurre con el aceite de oliva. El sistema no es equitativo y hace sesgos dependiendo de la composición, por eso no funciona", ha puntualizado el académico de número de la Real Academia Europea de Doctores Rafeal Urrialde, quien ha abogado por utilizar etiquetados frontales con alertas sobre el consumo en exceso "como grasas, azúcar y sal".

En este contexto, el trabajo advierte de que los 'influencers' se han consolidado como prescriptores capaces de competir con las fuentes académicas y las autoridades sanitarias. En este sentido, afirma que democratizan el acceso a contenidos, pero también "multiplican la propagación de mitos, especialmente entre los públicos más jóvenes".

Por su parte, alerta de que la inteligencia artificial añade una doble dimensión: "Permite crear bulos más sofisticados, desde 'deepfakes' hasta textos automatizados con apariencia técnica, pero, en su reverso, también habilita soluciones para la detección temprana y la trazabilidad de fuentes cuando se integra en sistemas de monitorización".

"El imperio de las redes sociales, el avance de la IA, el auge de los 'influencers' como creadores de opinión y el galopante negacionismo científico son los peores aliados para una información correcta", ha asegurado la directora ejecutiva de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) , Ana López-Santacruz, quien ha defendido la colaboración con los medios de comunicación para que "no corran los bulos tan rápidamente".

DESMONTA CINCO MITOS FRECUENTES

El documento desmonta algunas de las creencias más extendidas. Así, señala que la idea de que la leche es menos saludable que las bebidas vegetales ignora que aporta proteínas de alto valor biológico, calcio biodisponible y vitaminas D y B12, mientras que las alternativas vegetales (salvo la soja fortificada), no son nutricionalmente equivalentes.

También analiza el mantra de que 'lo natural' es siempre mejor que lo procesado, algo que, según el informe, pasa por alto que la naturalidad no garantiza seguridad (existen, por ejemplo, setas venenosas) y que técnicas de procesado como la pasteurización o la fermentación han salvado millones de vidas: "El problema reside en el exceso de ultraprocesados de baja calidad", apunta el texto.

Al hilo, el documento subraya que tampoco es cierto que el azúcar sea un 'veneno'. "El riesgo proviene del consumo elevado de azúcares libres, no de los azúcares intrínsecos presentes en frutas, verduras o lácteos", explica.

Por otra parte, aborda la afirmación de que la carne es menos saludable que la proteína vegetal. En este sentido, apunta que la carne aporta proteínas completas, hierro hemo y vitamina B12, y su consumo moderado, especialmente en sistemas extensivos y de proximidad, encaja en el patrón de la dieta mediterránea. Por último, afirma que los aditivos autorizados por la EFSA superan estrictos controles de seguridad; el reto, de nuevo, no es su existencia sino el contexto de productos con escaso valor nutricional en el que a veces se concentran.

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