MADRID, 26 Ago. (EUROPA PRESS) -
La crisis económica supone una amenaza para la salud pública porque conlleva limitaciones económicas familiares que afectan a la alimentación, ya que se recurre a una dieta que no incluye los criterios de alimentación sana, ha destacado el doctor Francisco Botella, vocal del área asistencial y de comunicación de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
En este sentido, desde la SEEN han destacado que la cesta de la compra se ha encarecido tres veces más que los sueldos, lo que ha supuesto que hasta el 33 por ciento de la población cambie sus hábitos alimentarios, lo que puede conllevar riesgos como la obesidad, definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la epidemia del siglo XXI.
Las limitaciones económicas conllevan que los consumidores aumenten el consumo de alimentos ultraprocesados, con bajo valor nutricional y ricos en azúcares refinados, sal y grasas, como la bollería, precocinados o carnes de baja categoría. Asimismo, se reduce el consumo de pescado azul, frutas, verduras, aceite de oliva, lácteos, pan y huevo.
Para mejorar los hábitos alimenticios de quienes se encuentran en situación de pobreza los expertos han sugerido seguir un patrón de dieta saludable con una alimentación basada en productos que aporte los valores de energía y nutrientes necesarios.
Por su parte, el doctor ha recomendado no consumir siempre el mismo producto, como ocurre con la patata, que es un alimento muy recurrido pero que tiene un escaso valor energético. Así, ha explicado que se puede recurrir a alternativas básicas y asequibles, "siempre que se modere su consumo", como el arroz, la pasta o las legumbres.
Asimismo, ha aconsejado combinar alimentos como las carnes o los pescados con arroz, pasta o legumbres para conseguir una alternativa saludable y nutritiva. Consumir productos congelados también es una correcta alternativa, ya que son más económicos que los frescos y no altera el valor nutricional, la calidad o el sabor de las carnes, pescados u hortalizas, pero lo "importante" es no romper la cadena del frío.
Por último, para llevar una dieta equilibrada los expertos han concluido que se deben realizar al menos tres comidas diarias, elegir alimentos de origen vegetal, incluir una ración de cereales y derivados en cada comida, limitar el consumo de alimentos de origen animal, aumentar el consumo de pescado y carne blanca, tomar 2 o 3 raciones de legumbres a la semana, reducir el consumo de fritos, moderar las raciones y cocinar en casa, dejando de lado los alimentos precocinados.