MADRID, 25 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, aseguran que la comida basura es igual de dañina para la salud intestinal si se consume de forma regular como si se deja para los fines de semana, pero en forma de atracón, según los resultados de un estudio publicado en 'Molecular Nutrition and Food Research'.
El estudio trataba de analizar el impacto de las dietas yo-yó, basadas en un consumo intermitente de comida basura, en la microbiota intestinal de los ratones, que está relacionada con diferentes trastornos como las enfermedades inflamatorias intestinales o la obesidad.
"Los resultados indican que el consumo de esta comida tres días por semana es suficiente para modificar la microbiota intestinal al igual que sucede con los ratones obesos que la comen de manera habitual", ha explicado Margaret Morris, jefa de Farmacología de la UNSW y autora del estudio
Y aunque los resultados aún no se han refutado en humanos, considera que puede servir para sensibilizar sobre los riesgos de pasarse comiendo comida basura sábados y domingos, por muy saludable que se coma entre semana.
En el estudio analizaron la microbiota de un grupo de ratones que fueron divididos en tres grupos para seguir durante 16 semanas una dieta saludable, una dieta basura rica en hidratos y ácidos grasos, y una mixta, que incluía una dieta más saludable durante cuatro días combinada con tres días de comida basura.
Se analizaron también diferentes marcadores metabólicos, incluyendo el peso corporal, la masa grasa, la insulina y la leptina. Tras las 16 semanas que duró el estudio, las ratas participantes en la dieta mixta pesaban un 18 por ciento más que los que siguieron la dieta saludable, mientras que los niveles de leptina e insulina estaban entre los de las ratas alimentadas con comida basura y una dieta saludable.
Y al analizar la microbiota de los roedores con la dieta mixta, vieron como apenas había diferencias con la de los que se alimentaron a base de comida basura pero era "significativamente diferente" a la de los animales con una dieta saludable.
En los dos primeros grupos de ratones, había menos especies microbianas capaces de metabolizar los flavonoides, que se han relacionado con la pérdida de peso y con una función neuroprotectora del cerebro.
"El estudio sugiere que algunos componentes de la microbiota intestinal, incluyendo el 'Ruminococcus' y la 'Blautia', pueden ser un objetivo a tener en cuenta en futuras estrategias terapéuticas para el tratamiento de trastornos metabólicos", ha reconocido Morris.