NUEVA YORK, 26 Ene. (Reuters/EP) -
Investigadores de la Universidad de Tulane en Nueva Orleans (Estados Unidos) han descubierto que las personas que siguen una dieta saludable para perder peso pueden obtener mejores resultados cuando tienen un mayor riesgo genético de obesidad.
"Los hábitos alimenticios saludables son determinantes contra el sobrepeso, y sus efectos son aún más evidentes en personas con alto riesgo genético", ha destacado el investigador Lu Qi, de la Escuela de Salud Pública y Medicina Tropical de Tulane y principal autor del estudio.
El estudio, cuyos resultados publica la revista 'British Medical Journal', incluyó a 8.828 enfermeras y 5.218 médicos, y evaluaron su dieta otorgando más puntos por una mayor ingesta de alimentos asociados con un menor riesgo de enfermedades crónicas (como frutas, verduras, cereales o legumbres).
Para evaluar el riesgo genético de obesidad de los participantes, se centraron en 77 pequeñas variaciones en el ADN que se han asociado a la obesidad en Europa. Las personas obtienen una copia genética de cada padre y los investigadores puntuaron el riesgo genético de 0 a 154, según el número total de versiones de genes relacionadas con la obesidad, conocidas como alelos, que los participantes podrían heredar de sus padres.
En general, las enfermeras tenían una puntuación media de riesgo de obesidad genética de 69,5, mientras que los médicos tenían un riesgo de 69,3. Y de media, cada aumento de 10 puntos en el riesgo de obesidad genética se asoció con un aumento de peso de 0,05 kilos cada cuatro años.
Sin embargo, durante los 20 años de seguimiento, la relación entre el aumento de peso y el riesgo de obesidad genética estuvo fuertemente influenciada por la calidad de la dieta, y las personas con mayor riesgo genético fueron las que se beneficiaron más de su alimentación saludable.
Cada cuatro años, los aumentos en la calidad de la dieta se asociaron con una pérdida de peso de 0,35 kilos en personas con bajo riesgo genético de obesidad, y de hasta 0,5 kilos en los que tenían un mayor riesgo.
Pese al hallazgo, los autores reconocen que el estudio no fue un experimento diseñado para probar si ciertos hábitos dietéticos podrían influir en el aumento de peso para personas con diferentes riesgos genéticos para la obesidad.
Asimismo, otra limitación del estudio es que los investigadores confiaron en los participantes del estudio a la hora de informar de lo que comían y bebían, lo que no siempre resulta de fiar a la hora de definir sus hábitos alimenticios.