MADRID, 15 Dic. (EUROPA PRESS) -
El colesterol bueno está vinculado con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, pero el simple aumento de los niveles de lipoproteínas de alta densidad (HDL) ha producido resultados decepcionantes en ensayos clínicos recientes.
Un estudio publicado este miércoles en 'Cell Metabolism' puede explicar por qué: el HDL en realidad eleva la respuesta inflamatoria de las células inmunes llamadas macrófagos, potencialmente contrarrestando su bien establecido efecto antiinflamatorio en varios otros tipos de células.
"Un principal mensaje de nuestro estudio es que las funciones del HDL no son tan simples como se pensaba inicialmente y parecen depender críticamente del tipo de células y tejidos objetivo", dice Marjo Donners, de la Universidad de Maastricht, Países Bajos. "Al final, es el equilibrio entre sus efectos pro-antiinflamatorios y que determina el resultado clínico".
Sobre la base de décadas de investigación en seres humanos y animales, HDL ha ganado su reputación bien establecida como el "colesterol bueno". Los altos niveles de HDL se han asociado con un menor riesgo de aterosclerosis, una enfermedad inflamatoria que hace que la placa se acumule dentro de las arterias.
En contraste con la lipoproteína de baja densidad, que es responsable de depositar el colesterol en las paredes de los vasos, el HDL elimina el colesterol y lo transporta hacia el hígado para su degradación. Específicamente, el HDL protege contra la aterosclerosis mediante la inhibición de la inflamación en dos importantes células de la pared vascular: las células endoteliales y las células del músculo liso.
Sin embargo, los macrófagos son células inmunes clave que contribuyen a la inflamación que caracteriza la aterosclerosis y, sorprendentemente, el efecto de HDL sobre la respuesta inflamatoria en los macrófagos no ha estado clara. En el nuevo estudio, Donners y el primer coautor Emiel van der Vorst, también de la Universidad de Maastricht, se dispusieron a abordar esta cuestión.
Inesperadamente, estos investigadores encontraron que el tratamiento con HDL mejoró la inflamación en los macrófagos, en contraste con sus efectos en otros tipos de células. Del mismo modo, los macrófagos tomados de ratones con niveles elevados de HDL mostraron signos claros de inflamación.
Este efecto pro-inflamatorio inducido por el HDL tuvo por lo menos un beneficio: mayor protección ante patógenos, ya que los macrófagos pulmonares ingerían bacterias causantes de enfermedades tras la exposición a HDL. Por otra parte, los ratones con niveles bajos de HDL tuvieron dificultades a la hora de eliminar estas bacterias de los pulmones.
EL DELICADO EQUILIBRIO ENTRE LOS EFECTOS DEL HDL
Los resultados demuestran que la actividad pro-inflamatoria del HDL apoya el buen funcionamiento de las respuestas inmunes de los macrófagos. Según Donners, estos hallazgos sugieren que los pacientes con infecciones persistentes o trastornos inmunitarios específicos podrían beneficiarse de las terapias de aumentar el HDL.
Sin embargo, varias limitaciones del estudio complican las interpretaciones clínicas. Por un lado, el estudio se centró en las respuestas inflamatorias agudas en lugar de las enfermedades inflamatorias crónicas que caracterizan las patologías cardiovasculares, además de que los investigadores no examinaron los macrófagos específicamente en el tejido aterosclerótico. "Está por determinar si el HDL ejerce efectos beneficiosos o perjudiciales sobre los macrófagos en un micro-ambiente complejo, como la placa aterosclerótica", dice Donners.
La respuesta a esta pregunta puede depender de la etapa de la enfermedad y el efecto neto en todas las células de la pared vascular. "Por ejemplo, en la aterosclerosis temprana, una respuesta adecuada de los macrófagos podría resultar en una búsqueda y eliminación más eficaces de lípidos y desechos celulares, que pueden aliviar la enfermedad, mientras que en etapas posteriores, tales respuestas exageradas pueden ser perjudiciales porque desestabilizan la placa" argumenta.
"Además, deben tenerse en cuenta en los efectos antiinflamatorios manifiestos en otros tipos de células, y es el equilibrio entre estos efectos opuestos del HDL el que determinará el resultado clínico para los pacientes con enfermedades cardiovasculares", plantea Donners.
Al final, esta investigación podría conducir al desarrollo de terapias específicas de células que explotan los beneficios de las terapias dirigidas a HDL, evitando al mismo tiempo los efectos secundarios. "Estudios futuros tendrán que evaluar el delicado equilibrio de los efectos específicos de células de HDL en humanos y en varias patologías para obtener más ideas y desarrollar y mejorar estrategias terapéuticas", concluye este investigador.