MADRID, 22 Jun. (EUROPA PRESS) -
Beber café con cafeína (molido o instantáneo) o descafeinado se asocia con un menor riesgo de desarrollar enfermedades hepáticas crónicas y afecciones hepáticas relacionadas, según un estudio publicado en la revista de acceso abierto 'BMC Public Health'.
Investigadores de las Universidades de Southampton y Edimburgo (Reino Unido) descubrieron que beber cualquier tipo de café se asociaba a un menor riesgo de desarrollar y morir por una enfermedad hepática crónica en comparación con no beber café, y que el beneficio alcanzaba su punto máximo a partir de tres o cuatro tazas al día.
Los autores estudiaron los datos del Biobanco del Reino Unido sobre 495.585 participantes con consumo conocido de café, a los que se siguió durante una media de 10,7 años para controlar quiénes desarrollaban enfermedades hepáticas crónicas y afecciones hepáticas relacionadas.
De todos los participantes incluidos en el estudio, el 78% (384.818) consumía café molido o instantáneo con cafeína o descafeinado, mientras que el 22% (109.767) no tomaba ningún tipo de café.
Durante el periodo de estudio, se produjeron 3.600 casos de enfermedad hepática crónica, incluidas 301 muertes. Además, hubo 5.439 casos de enfermedad hepática crónica o esteatosis (acumulación de grasa en el hígado, también conocida como enfermedad del hígado graso), y 184 casos de carcinoma hepatocelular, un tipo de cáncer de hígado.
En comparación con los no bebedores de café, los bebedores de café tenían un 21% menos de riesgo de enfermedad hepática crónica, un 20% menos de riesgo de enfermedad hepática crónica o grasa, y un 49% menos de riesgo de muerte por enfermedad hepática crónica. El máximo beneficio se observó en el grupo que bebía café molido, que contiene altos niveles de los ingredientes Kahweol y cafestol, que han demostrado ser beneficiosos contra la enfermedad hepática crónica en animales.
El café instantáneo, que tiene niveles bajos de Kahweol y cafestol, también se asoció a una reducción del riesgo de enfermedad hepática crónica. Aunque la reducción del riesgo fue menor que la asociada al café molido, el hallazgo puede sugerir que otros ingredientes, o potencialmente una combinación de ellos, pueden ser beneficiosos.
El doctor Oliver Kennedy, autor principal, apunta que "el café es ampliamente accesible y los beneficios que observamos en el estudio pueden significar que podría ofrecer un tratamiento preventivo potencial para la enfermedad hepática crónica. Esto sería especialmente valioso en los países con menores ingresos y peor acceso a la asistencia sanitaria y donde la carga de la enfermedad hepática crónica es más alta", apostilla.
Los autores advierten de que, como el consumo de café sólo se comunicó cuando los participantes se inscribieron por primera vez en el estudio, éste no tiene en cuenta ningún cambio en la cantidad o el tipo de café que consumieron a lo largo de los 10,7 años que duró el estudio. Como los participantes eran predominantemente blancos y de un entorno socioeconómico más alto, los resultados pueden ser difíciles de generalizar a otros países y poblaciones.
Los autores sugieren que en futuras investigaciones se podría comprobar la relación entre el café y la enfermedad hepática con un control más riguroso de la cantidad de café consumido. También proponen validar sus resultados en grupos más diversos de participantes.