MADRID, 4 Jun. (EUROPA PRESS) -
Expertos intensivistas han señalado la importancia de la dieta hiperproteica, así como de la suplementación de vitaminas y minerales, para reducir los días de ingreso y las necesidades de ventilación mecánica y mejorar la calidad de vida tras el alta de pacientes con COVID-19.
"La nutrición era el último de los problemas en los que se pensaba cuando comenzó la crisis del coronavirus, pero muchos de los enfermos que llegaban a las UCI eran obesos y diabéticos y que recibiesen una nutrición adecuada se volvió también un aspecto importante", ha comentado Luisa Bordejé, coordinadora del Grupo de Trabajo de Metabolismo y Nutrición de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) e intensivista del Hospital Germans Trias i Pujol (Barcelona).
En el seminario 'on line' 'Problemas en nutrición crítica en tiempos de pandemia', organizado por SEMICYUC con la colaboración de Vegenat Healthcare, el doctor Abelardo García de Lorenzo, jefe del servicio de Medicina Intensiva del Hospital La Paz (Madrid), ha recordado que la fase aguda de la COVID-19 también se relaciona con procesos de hipermetabolismo y catabolismo (además de cardiacos, respiratorios, neuromusculares, etc.) y que los primeros protocolos de medicación tenían consecuencias metabólicas.
Según el experto, la introducción de azitromicina e hidroxicloroquina, en cambio, ha favorecido el metabolismo de los hidratos de carbono y las grasas para estos pacientes. Además, el doctor puso en relevancia el papel de la suplementación de vitaminas y minerales y se hizo eco de los estudios que determinan la relación entre una suplementación de vitaminas D y C con tasas más bajas de mortalidad.
En el seminario, la doctora Carol Lorencio, intensivista del Hospital Dr. Josep Trueta (Girona), recordó cómo el organismo de los pacientes críticos degenera la masa muscular para conseguir energía: "La pérdida de masa muscular es muy severa, sobre todo en la primera semana de hospitalización y más si hay fracaso multiorgánico".
Esto se relaciona directamente con los días de estancia en UCI, pues aumentan los días de ventilación mecánica y la mortalidad, además de la morbilidad a medio plazo. "Los pacientes COVID-19 llegaban con una situación metabólica muy deteriorada al ingreso, lo que obligaba a prestar aun más atención a su terapia nutricional, evitando la sarcopenia derivada de los tratamientos y de la propia enfermedad", ha indicado.