MADRID 26 Mar. (EUROPA PRESS) -
El bocadillo tradicional a base de productos cárnicos, como el jamón serrano, el jamón cocido o el lomo embuchado, es una elección idónea para el almuerzo y la merienda, pues su energía y sus nutrientes se ajustan perfectamente a las recomendaciones nutricionales tanto en niños como en mayores, según ha manifestado el presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), el doctor Antonio Villarino, en las XIX Jornadas Internacionales de Nutrición Práctica.
Las ingestas de almuerzo y merienda no sólo deben realizarse en la población infantil, como siempre se ha creído, sino que pueden jugar un papel beneficioso en todas las etapas de la vida. Estas resultan de especial relevancia en personas que presentan un alto desgaste físico, como es el caso de los deportistas. Además, en etapas con mayores necesidades nutricionales como la adolescencia, es importante asegurar el adecuado aporte de proteínas y hierro para un correcto crecimiento y desarrollo de los músculos y huesos.
En comparación con otras opciones de almuerzo o merienda como la bollería industrial, los refrescos y los 'snacks', el bocadillo posee un mejor perfil nutricional acorde a los porcentajes recomendados de macronutrientes, por su gran aporte de vitaminas del grupo B y minerales.
Por otro lado, su aporte energético medio es de unas 230 kilocalorías, lo que corresponde a un 13 por ciento de la energía diaria total, ajustándose a las recomendaciones de energía para estas ingestas (10-15 %).
En lo referente a las recomendaciones de consumo de carnes magras, como la de cerdo, se sitúan entre 3 y 4 raciones por semana (100-125 gramos cada ración), eligiendo cortes magros. Sin embargo, los embutidos pueden ingerirse dentro de la frecuencia adecuada seleccionando principalmente los de menor contenido en grasa.
La carne de cerdo, además, es un tipo de carne con un alto contenido en proteínas de alto valor biológico, es fuente de minerales como el potasio, el fósforo, el hierro o el zinc, y de vitaminas del grupo B, como la B1, B3, B6 y B12.
Del mismo modo, la carne de cerdo contiene sustancias bioactivas con efectos antioxidantes y antihipertensivos, tales como la carnosina, anserina, coenzima Q10, L-carnitina, taurina, glutatión, glutamina, creatina, creatinina y péptidos activos generados durante diferentes procesos de la carne.