MADRID, 29 Jun. (EDIZIONES) -
Desde que se comercializan en los supermercados y la publicidad así nos lo ha hecho ver, las bebidas energéticas pueden representar una alternativa perfecta a la hora de tomar algo con los amigos. No obstante, hay que tener mucho cuidado. Son todas aquellas pensadas para retrasar el sueño y representan un peligro para nuestra salud.
"Contienen enormes cantidades de cafeína, que pueden llegar a superar la que hay en 3 tazas de café, tomándolas en apenas minutos. Una auténtica bomba para nuestro organismo", según alerta Álvaro Vargas, coach nutricional, en 'A comer se aprende' (Planeta).
A su juicio, a este aspecto habría que sumarle su enorme cantidad de azúcar, entre 11 y 16 gramos por cada 100 gramos, principalmente sacarosa y glucosa. Además, dice que contienen taurina, que producida por nuestro organismo de forma natural no tiene consecuencias, pero diferentes estudios han demostrado la relación del exceso de taurina sintética con problemas sobre todo cardiovasculares; "de ahí que en países de Europa se haya prohibido su utilización".
En concreto, destaca los efectos para el corazón de las bebidas energéticas. "Un estudio de la Universidad de Bonn (Alemania) comprobó que el consumo de cafeína y de taurina afecta a la contracción del corazón y puede derivar en arritmias. No son bebidas para personas con problemas cardíacos", alerta Vargas.
El coach nutricional advierte también de que algunas se toman con alcohol, lo que empeora aún más esta situación. "Se ha puesto de moda consumirlas con alcohol con la falsa creencia de que éste subirá menos o nos mantendremos más despiertos. Entre otros efectos de esta mezcla están las arritmias, las palpitaciones, el aumento de la presión sanguínea, o el nerviosismo, por ejemplo", añade.
Además, avisa de que afectan a la coordinación motora y dan una sensación de seguridad que es un peligro para aquellas personas que las toman para poder conducir después de una noche de fiesta.
POR QUÉ NO TOMAR BEBIDAS ISOTÓNICAS SI NO SE ES DEPORTISTA
Álvaro Vargas dedica también un apartado de su libro a las bebidas isotónicas, cuya ingesta se ha convertido en una costumbre habitual, incluso en aquellas personas que no hacen deporte, pensando en muchas ocasiones que se trata de una alternativa saludable a un refresco, cuando no es así.
"Estas bebidas isotónicas están preparadas para recuperar el cuerpo tras grandes esfuerzos físicos. Destinadas a deportistas tratan de reponer los azúcares y los minerales que se han perdido por la sudoración tras alguna práctica deportiva", añade el especialista en nutrición.
En este sentido, Vargas tampoco cree que está de más recordar que existen alternativas 100% naturales para que los deportistas recuperen los nutrientes perdidos sin ingerir un exceso de azúcar. "Una de las soluciones más nutritivas tras hacer deporte es el plátano, pero también podemos tomar otras frutas como el melón, los dátiles, la naranja o la Sandía, así como los frutos secos e hidratarse con agua con el zumo de medio limón", añade.
A su vez, argumenta que tomar bebidas de este tipo aportará una gran cantidad de azúcares simples que si no los quemamos haciendo ejercicio es muy probable que el cuerpo los acumule como grasas, además de aumentar nuestro riesgo de diabetes, hígado graso y otras dolencias.
"Si tomamos una bebida isotónica porque pensamos que es más saludable que el resto de los refrescos o que nos ayudará a adelgazar estamos totalmente equivocados. Una lata de la marca más conocida contiene más de 19 gramos de azúcares simples", advierte.
Finalmente, sostiene que otro problema viene del exceso de minerales de estas bebidas, ya que tras hacer ejercicio físico intenso se puede necesitar recuperar los perdidos, pero sólo en ese caso. "Si llevamos una dieta equilibrada, ya estamos tomando los minerales que necesitamos en nuestra alimentación. Los minerales en exceso pueden provocar problemas en los riñones y en el hígado, que tienen que expulsar los sobrantes, y generan una sobrecarga", sentencia el coach nutricional.